Actualizado 23/02/2007 01:00

Rosa Villacastín.- El abanico.- Penélope Cruz, que estás en los cielos

MADRID 23 Feb. (OTR/PRESS) -

Han sido años de lucha, de querer demostrar que era algo más que un cuerpo y una cara bonita, también supongo que de soledad, por muchos amores con los que haya aderezado su vida de estos últimos años en Los Angeles. Pero finalmente las gentes del cine, sus propios compañeros de Hollywood, han comprendido que detrás de su amplia sonrisa y su pelo negrísimo, se esconde una gran actriz. Una actriz que ha tenido oportunidad de demostrar su valía interpretado a Raimunda -una mujer de un barrio periférico de Madrid, a quién las circunstancias ponen en situaciones límite que ella va solventando con verdadera maestría-. Un papel escrito a su medida, por un Almodóvar que la conoce bien. Un Almodóvar que la ha visto crecer y madurar, y que tiene una sensibilidad especial para sacar a cada una de las actrices con las que ha trabajado, lo mejor de sí mismas.

Lo hizo con Carmen Maura, con Marisa Paredes, con Verónica Forqué, con Rossy de Palma, con Loles León, con María Barranco, pero ninguna ha llegado tan lejos como Penélope, por comodidad seguramente y porque dejar a tu familia, a tus amigos, para irte a vivir a un lugar desconocido, helador,, no es una decisión fácil de tomar para nadie. Menos para una actriz que tiene que empezar por aprender inglés, a una edad en que los idiomas difícilmente se aprenden, de ahí que todas ellas se quedaran viviendo en España, donde se sienten más arropadas, con menos dinero, pero queridas por la crítica y por el público.

No sé si Penélope es más ambiciosa o simplemente quiso probar suerte en la cuna del cine, tal y como había hecho Antonio Banderas. Pero llegar de cero a un país donde das una patada y te salen veinte estrellas, debe ser descorazonador, no para Penélope que muy pronto hizo amistad con la crema de la crema del cine americano. Es cierto que su romance con Tom Cruise le abrió muchas puertas pero también le cerró otras. Que tuvo que pagar un alto precio por ser hispana y tener un cuerpo muy de nuestra tierra. Inconvenientes que ella ha ido solventando sin armar demasiado ruido, pero sin decaer ni un segundo, por muy malas que fueran las películas que le proponían, ella seguía adelante, pasito a pasito, en busca del gran triunfo.

Estar nominada al Oscar como mejor actriz, es algo que seguramente no llegó a soñar, o quizá sí, no lo sé , porque soñar es gratis, y ella estaba en el lugar adecuado, en el momento oportuno para que Pedro le dijese: "Penélope, déjalo todo y sígueme, que a mi lado tocarás el cielo con la punta de los dedos", como así fue.

De Penélope me agrada, no sólo que haya madurado y se haya convertido en una grandísima actriz, sino el cariño que demuestra hacia su familia. Serán su madre y su hermana Mónica, las que le acompañen en un día que recordara toda su vida, independientemente de que gane o no el Oscar, porque lo importante para cualquier actriz, es haber llegado a estar entre las más grandes: Helen Mirren, Judi Dench, Kate Winslet y Meryl Streep, codo con codo.

Dice que llevará un traje de Dior, uno de sus modistos favoritos, y que lucirá como una verdadera estrella, en un escenario donde todas lo son. Porque también en eso Penélope ha ido adquiriendo la solera que dan los años y el haber viajado por medio mundo hasta convertirse en una de las más elegantes. Algo que se agradece porque ser actriz de cine es algo más que salir en la gran pantalla, es hacer soñar a quiénes la vida apenas les ha dado oportunidad de hacerlo.

Rosa Villacastín.

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