Actualizado 15/07/2007 02:00

Victoria Lafora.- Cuidado con los regueros

MADRID 15 Jul. (OTR/PRESS) -

La ministra de Fomento debería saber que las palabras las carga el diablo. Reguero, definido por la Real Academia como "una línea o arroyo pequeño que queda de un líquido que se va vertiendo", recuerda demasiado a los famosos "hilillos" que salían del Prestige según la descripción del responsable en aquella época, a la sazón Mariano Rajoy. El viejo mercante de ISCOMAR, el Don Pedro, era una bomba de relojería que llevaba en sus bodegas ciento cincuenta toneladas de fuel y cincuenta de gasóleo. Uno mas de los muchos barcos viejos y potencialmente contaminantes que surcan el Mediterráneo contribuyendo a su deterioro, a su contaminación, y a que sea, cada vez más, un mar de medusas.

Contó la ministra en Ibiza que ya se habían sellado las fugas de combustible y que las playas contaminadas quedarán limpias en unos días. Puede que sea verdad, ¡ojalá lo sea! pero, por si acaso, un poco de prudencia porque en las Baleares conocen bien este viejo barco. Los habitantes de Mahon, en Menorca, lo veían atracado con frecuencia en el muelle, con su casco amarillo, lleno de herrumbre haciendo portes entre las islas. Puede que no ocurra pero, mientras sigan llenas las tripas del carguero de fuel, más vale no hablar de soluciones con tanta rapidez porque se corre el riesgo de pasar a la historia en la antología de ministros con frases celebres sobre graves problemas.

A lo mejor hay políticos que prefieren trascender aunque sea por una solemne tontería que dejar que el tiempo difumine la memoria de sus logros. Porque ¿quién recuerda a un ministro de Sanidad en tiempos de la UCD que se llamaba Sancho Rof? Seguramente solo sus antiguos compañeros de gabinete si no fuera por su famosa descripción de la causa de la intoxicación por aceite de colza. Dijo, sin inmutarse, que era un bichito tan pequeño que si se caía de una mesa se mataba. Por eso será recordado. A Mariano Rajoy , gallego él, se le recordará por los "hilillos" de plastilina que crearon la peor catástrofe ecológica de su tierra. Y a todos les pasan estas cosas por querer quitar importancia a los temas para no tener que asumir ninguna responsabilidad.

Pero volviendo al Don Pedro y a las dañadas playas de Ibiza, resulta inexplicable que, a estas alturas, no exista alguna autoridad, mando, voz autorizada o quien sea que prohíba navegar barcos peligrosos que pueden aniquilar lo poco que queda del litoral español que no haya sido ya arrasado por el urbanismo salvaje y los rascacielos al borde el agua. Y luego se dice que hay preocupación porque desciende el turismo...

Victoria Lafora.

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