Actualizado 05/08/2007 02:00

Victoria Lafora.- De Juana y sus colegas

MADRID 5 Ago. (OTR/PRESS) -

Seguramente no tendrá nada que ver porque para la banda terrorista De Juana está amortizado pero que casualidad que, la misma noche en que se conoce que el etarra pierde el privilegio de la prisión atenuada, los violentos vuelven a incendiar cajeros y sedes de partidos. En este caso del PNV.

También coincide en el tiempo con la reacción del Gobierno vasco ante la sentencia del Supremo que les obliga a izar la bandera española en los organismos oficiales. El PNV, que lleva gobernando Euskadi desde no se sabe cuando, ha vuelto a actuar con la ambigüedad que le caracteriza y, en lugar de decir simplemente que acatará la sentencia y punto, hace frases sentimentales sobre la inclinación de los vascos por sus enseñas, algo que nadie había puesto en duda pero que no excusa de cumplir la ley. Lamentablemente no les ha servido de nada porque los violentos han dejado una de sus sedes negra de humo con un artefacto incendiario.

Bien es verdad que los fines de semana los cachorros de ETA, lejos de divertirse con actividades lúdicas, dedican sus energías a sembrar el miedo en la calle actuando encapuchados y arrojando gasolina contra autobuses, contenedores, bancos y lo que pillan al paso. Por lo que la prisión de De Juana puede ser una excusa como otra cualquiera.

El coste del fin del alto el fuego fue el regreso del sanguinario etarra a la cárcel de Aranjuez desde el hospital de San Sebastián donde se recuperaba de la huelga de hambre que casi le cuesta la vida.

Porque no es verdad, como dicen las insidias de la Asociación de Víctimas del Terrorismo, que engañara con su estado físico. Creer eso es poner en duda la honorabilidad de los médicos de prisiones y de todos los hospitales donde fue ingresado que certificaron la gravedad de su situación.

Y como su salud ahora es buena la Junta de Tratamiento de la cárcel de Aranjuez ha pedido que se le retire la prisión atenuada porque su vida ya no corre peligro. Entre otras cosas porque el etarra no está en huelga de hambre y sabe que, ahora, su capacidad de presionar es nula.

Así que las cosas vuelven a su ser. Cumplirá el año de condena que le queda en Aranjuez donde puede que le acompañen por estragos los que se dedican a quemar lo ajeno.

Victoria Lafora

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