MADRID 9 Ago. (OTR/PRESS) -
Nuevamente Barcelona sin luz y con los cercanías paralizados por la lluvia. Que una tormenta de verano, por mucho agua que cayera, provoque otra vez el caos en el trasporte da cuenta del lamentable estado de la red ferroviaria catalana. Y de poco sirve que la ministra de Fomento se presentara ayer, sin avisar, para ver el desastre. Su petición de paciencia hasta el quince de septiembre, día en que está previsto que se desdoblen dos vías que ahora son de una sola dirección, suena a sarcasmo.
Con su peculiar sentido del humor Magdalena Álvarez se permitió recomendar a los periodistas que le acompañaban que tuvieran cuidado para no caerse a la vía del tren porque era lo único que le faltaba. A ella, por supuesto. A los ciudadanos que llevan, desde hace muchos meses, sufriendo el tormentoso servicio de cercanías les faltan horas perdidas, trenes que funcionen y servicios públicos a la altura de un país de la UE. Ayer una línea de autobuses llevaba a los viajeros al aeropuerto del Prat, donde también se suceden las incidencias pese a que la ministra asegure que no entiende porque se empeñan en decir que el aeropuerto va mal, si va de maravilla y que los retrasos pueden deberse a las compañías aéreas. Realmente no acertó Magdalena Álvarez con sus declaraciones y lejos de calmar a la sociedad y a los partidos políticos catalanes solo consiguió irritar más el ambiente. Esperemos que el próximo martes, en el Congreso, de explicaciones más convincentes y no se limite a pedir paciencia ya que le pueden llover las peticiones de dimisión.
Otro que también va a comparecer, en este caso en el Parlamento catalán, es el presidente de Endesa, Manuel Pizarro que tendrá que explicar por qué Barcelona sigue plagada de generadores que no dejan dormir a los vecinos por el ruido y el mal olor que producen. Y porqué cuando no se ha resuelto esta avería surge otra, también por la lluvia (parece como si en Barcelona hubiera caído el diluvio), que ahora se extiende a San Cugat del Vallés y L'Hospitalet de Llobregat además de al sufrido centro urbano. Ayer ya no se daban explicaciones ni los responsables de la empresa eléctrica se aventuraban a facilitar datos sobre cuando se recuperaría la luz. Los diputados autonómicos pueden tener una magnífica oportunidad para preguntarle a Pizarro porque prefirió que su empresa pasara a manos alemanas antes que catalanas. Si es que ya sabía lo mal que estaba el servicio en la Ciudad Condal. A los barceloneses ya no les debe quedar paciencia.
Victoria Lafora.