Actualizado 19/01/2009 21:06

Crónica Juicio.- Dejó tetrapléjica a su mujer de una paliza porque ella quería matarle

- La victima asegura que cuando pidió el divorcio él le dijo que "era su sentencia de muerte"

MADRID, 19 Ene. (OTR/PRESS) -

Un hombre que dejó a su ex mujer tetrapléjica de una paliza en junio de 2006, José Luis R.G., confesó hoy durante el juicio que todo fue un acto de defensa propia ya que ella quería matarle tras el divorcio. "Era cuestión de supervivencia", aseguró desde el banquillo de los acusados. Sin embargo, el testimonio de la víctima, Antonia R.L, es muy diferente ya que asegura que tras 30 años de matrimonio y de contínuos malos tratos decidió pedir el divorcio. El día en que llegó la carta de divorcio, José Luis le advirtió que aquello era su "sentencia de muerte" relató la mujer.

Durante su testimonio, el acusado relató que el día de los hechos, acudió sobre las 4.00 horas a la casa de su ex mujer para que le "dijera quién iba a mandar para asesinarle", algo que a la propia víctima le sonó a "película", pero su ex esposa le había amenazado con enviarle a un sicario y él tenía miedo. Así, entró con su llave y utilizó un plástico para levantar el pestillo de seguridad. "Ella me estaba esperando. Me cortó el paso con un serrucho e intentó herirme. Me dio la sensación de que me estaba esperando", narró.

"Venía hacia mí y yo tuve que hacer algo para evitar herirnos. Hice algo imprudente, y le agarré del cuello con las dos manos. Como no soltaba el cuchillo, con la mano izquierda mantuve el filo y, con la derecha, le presioné el cuello contra la pared hasta que se desmayó. Cuando dejó de respirar, me marché", recordó, apuntando que del forcejeo acabó amoratado "por todas partes". Al negar que la hubiera golpeado, la fiscal le pidió explicaciones sobre las lesiones de la víctima, quien presentaba fracturas de varias vértebras y multitud de hematomas. El procesado contestó que "cuando cayó, probablemente se golpearía en algún sitio". "¿Usted nunca la ha agredido alguna vez?", insistió la fiscal. "En absoluto", le replicó.

En su turno de última palabra, expuso: "Me he sentido discriminado. Me siento inocente de todo, salvo del quebrantamiento de la orden de alejamiento y allanamiento de morada". "Temía en cualquier momento ser asesinado", manifestó el hombre que tenía una orden de alejamiento de la víctima, con la que estuvo casada 30 años. "Tuve que renunciar a proteger a mis hijos para intentar salvar mi vida. Que me perdonen las criaturas, porque son las verdaderas víctimas de todo esto", aseveró.

Por su parte, la víctima, señaló que apenas recuerda lo que pasó el 28 de junio, sólo el ruido de "las aspas del helicóptero" que le llevó al hospital de parapléjicos de Toledo. En cambio, no olvida los malos tratos "físicos y psíquicos" que padeció durante su matrimonio. Tenía "asumido" que la mataría, dijo. Durante su matrimonio, que duró 30 años, el acusado sometía a la víctima a "un trato degradante y humillante", lo que empeoró cuando Antonia le comunicó en 2005 su intención de separarse para "no prolongar un matrimonio que no era tal", según la declaración de la mujer. Ella cuenta cómo el día en que llegó la carta de divorcio, José Luis le advirtió que aquello era su "sentencia de muerte".

MALOS TRATOS DURANTE EL MATRIMONIO

Ella, de 48 años, conocía su plan y se lo recordó, en la sala, sin ocultarse tras un biombo. "Su intención era asesinarme, ir a la cárcel y los niños, a un centro de tutela de la Comunidad de Madrid. Que ninguna de las familias se quedaran con la custodia. Hizo un testamento vital. Con ese fin", contó con gran entereza, tras explicar que él había acudido previamente a un abogado para dejar el plan cerrado.

Contra sus planes, José Luis no acabó el 28 de junio con la vida de su ex mujer, pero la dejó tetrapléjica. Ésta reconoció que tiene sentimiento de culpa hacia sus hijos. "Siento que soy una carga para ellos. Necesito a alguien que me ayude todo el día. No puedo hacer nada", se lamentó.

Los hijos de la víctima, de 16 y 17 años, recordaron lo vivido la noche de los hechos. "Estaba dormida. Me desperté por los gritos. Fuimos a ver qué pasaba y vi a mi padre sobre mi madre. Tenía un cuchillo en la mano e intentaba ahogarla. Empezó a pisarle el cuello. Se lo retorcía. Él siguió hasta que pensó que estaba muerta", relató una de sus hijas. "Mi padre tenía la certeza de que la había matado", añadió.

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