MADRID 2 Dic. (OTR/PRESS) -
El exministro Jordi Sevilla, desembarcado del sanchismo a las primeras de cambio, propone rescatar del populismo al PSOE y devolvérselo a la socialdemocracia. Deriva el reto hacia los jóvenes del partido. "Son quienes tienen que tirar del carro. Los mayores solo podemos empujar y lo vamos a hacer".
Decirlo es más fácil que hacerlo. Como dato para el análisis estamos ante una bandera alzada para evitar males mayores en un partido que cotiza a la baja. Si, como él dice en su entrevista con Carlos Alsina este lunes, ha empezado la cuenta atrás del sanchismo, es el momento de jalear por razones de higiene su propuesta "Socialdemocracia 21".
En clave de gobernación del Estado la propuesta trasmite vocación de centralidad. Formulada desde un inequívoco compromiso con el partido de toda su vida, el PSOE, significa anteponer la solución de los problemas reales de los ciudadanos a cualquier otra consideración oportunista, incluso ideológica, motivada solo por mantenerse en el poder.
No se molesta Sevilla en disfrazar sus ideas. Dice con todas las palabras que se trata de pactar con el PP al prioritario objetivo de mejorar la marcha del país, en vez de empujar a ese partido, "con el que compartimos una mayoría del 65% de los votos", hacia Vox, solo como para poderle acusar de que está en manos de la ultraderecha.
El mismo día del destape de Sevilla en la radio ("La etapa de Sánchez está tocando a su fin y hay que empezar a pasar página"), aunque no es nueva su llamada regeneradora, se confesaba en El País la también exministra socialista, Rosa Conde: "Aunque me tachen de amante del bipartidismo, sigo pensando que si hay alguna forma de acabar con esta polarización, que afecta con especial virulencia al principal partido del Gobierno y al principal partido de la oposición, es la búsqueda de acuerdos y espacios de consenso".
Con unos u otros matices han dicho lo mismo voces socialistas tan relevantes como Felipe González y Alfonso Guerra. Lo mismo que decían antes de fallecer Alfredo Pérez Rubalcaba y Javier Lamban. Lo mismo que dice Emiliano García Page, dirigente socialista con mando en plaza, Y, según Jordi Sevilla, lo mismo que están diciendo cada vez más amplios sectores de la militancia. Especialmente aquellos que están viendo venir la factura electoral por el el creciente desprestigio del sanchismo expropiador de las esencias socialdemócratas del PSOE.
El ruido de urnas ya está aquí. De momento, a nivel autonómico, y tal vez también a nivel nacional, si Pedro Sánchez ("cada vez más encerrado en sí mismo", dice Sevilla) llega a la conclusión de que la debilidad parlamentaria y la judicializada corrupción de cercanías ya no le permiten seguir braceando por seguir en el poder.