Actualizado 27/03/2007 02:00

Antonio Casado.- Le toca jugar ETA

MADRID 27 Mar. (OTR/PRESS) -

El Gobierno despliega una estrategia demasiado sofisticada mientras espera el próximo movimiento de ETA. Consiste en persuadir al nacionalismo vasco, en general, y a los votantes de Batasuna, en particular, de que el Gobierno ha hecho todo lo que estaba en su mano por lograr un final pactado de la violencia, pero la banda ha arruinado esa posibilidad al romper el alto el fuego con su atentado del 30 de diciembre. Aún así, el Gobierno seguirá haciendo lo posible para que en el bando de los terroristas y sus amigos nadie pueda acusarle de inmovilista.

Esa estrategia de Moncloa podría condensarse en el dicho "por mí, que no quede". Incluso trás del atentado de Barajas siguió enviando señales de "buena voluntad" al entorno político de ETA. Véanse la prisión atenuada a De Juana y la reciente exculpación judicial de Arnaldo Otegui en un juicio por enaltecimiento del terrorismo. Se trataría de desactivar al sector de Eta y Batasuna partidario de endurecer su postura contra Zapatero por supuesto incumplimiento de los compromisos adquiridos en su día a cambio del alto el fuego del 22 de marzo.

Demasiado sofisticado, insisto, este intento de profundizar en las contradicciones internas de la izquierda abertzale. Parece que en estos días se detecta esa tensión. Por un lado, quienes quieren romper la baraja -defensores de la vigencia de la "lucha armada"- y, por otro, quienes quieren tener la fiesta en paz -añorantes de la moqueta y las subvenciones oficiales-, al menos mientras no esté totalmente excluida la posibilidad de presentarse a las elecciones de mayo. Tratan éstos de constituir agrupaciones electorales que logren pasar la ITV de la Ley de Partidos y de la sentencia de ilegalización de Batasuna.

El presidente del Gobierno, Rodríguez Zapatero, el otro día en Berlín, y el ministro de Justicia, Fernández Bermejo, en sede parlamentaria, han asegurado que el Gobierno estará vigilante para impedir la continuidad política de Batasuna a través de dichas agrupaciones electorales. Pero quedamos en que esta línea de comportamiento gubernamental rehuye las provocaciones al mundo abertzale. Al no querer pasar por inmovilista, como queda dicho, nos puede dar alguna sorpresa en ese sentido.

Así que está por ver si la Fiscalía, la Abogacía del Estado y los Cuerpos Policiales serán lo bastante diligentes como Zapatero ha prometido para cuando llegue el momento de impedir el blanqueo de los representantes políticos de ETA. O, en sentido contrario, lo bastante benevolentes para seguir presumiendo en el País Vasco de que si no se recupera el camino de la pacificación, no será por culpa del Gobierno.

¿Sofisticada o contradictoria esta estrategia de Moncloa? Según se mire. El caso es que, en vísperas del Aberri Eguna (Día de la Patria Vasca), se sigue esperando un comunicado de ETA. Y en Moncloa dicen no saber si la banda saldrá por copas o por bastos en esta próxima jugada.

Antonio Casado.

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