Publicado 12/12/2013 12:00

Antonio Casado.- El simposio

MADRID 12 Dic. (OTR/PRESS) -

Si los participantes en el simposio "España contra Cataluña: una mirada histórica (1714-2014)" quieren dotar de verosimilitud la conclusión pre-establecida de que España siempre le hizo la vida imposible a los catalanes, tendrán que borrar de su memoria unas cuantas fechas. Básicamente, las de 1793 ("guerra gran"), 1808 (invasión napoleónica de la Península Ibérica) y 1812 (la muy liberal Constitución de Cádiz). Las tres son posteriores al famoso 11 de septiembre, para cuyo tricentenario ya está el nacionalismo catalán haciendo ejercicios de calentamiento. En ese plan encaja el simposio que comienza este jueves en Barcelona, con apertura presidida por el consejero de Presidencia de la Generalitat, Francesc Homs, de quien depende política y económicamente el llamado Centro de Historia de Cataluña.

En el enunciado del simposio se acota el periodo a estudiar: los tres siglos transcurridos desde la derrota de los austracistas amurallados en Barcelona tras el asedio borbónico de 1714. Si exceptuamos los llamados Decretos de Nueva Planta, que dos años después acaban con la organización territorial, los fueros y las constituciones de Cataluña, aunque respetando sus Derechos Penal y Civil, en esos trescientos años la historia se encarga de tejer los lazos afectivos, políticos, económicos y sociales que han haciendo indestructible la relación de Cataluña con el resto de los territorios españoles.

Si al menos el estudio se proyectase hacia atrás encontraríamos buenos motivos para levantar acta de la confrontación en torno a los sucesos del llamado "Corpus de Sangre" (1640), que es el único enfrentamiento real entre separatistas (se reclamaba la secesión) y separadores (conde duque de Olivares). Pero si el simposio se concentra en los tres siglos transcurridos desde 1714, nos encontramos con que es justamente a partir de 1716 (decretos de Felipe V), cuando la historia fue haciendo el paciente trabajo de soldar a Cataluña con el resto de España.

A lo que íbamos: las tres fechas cuyo significado va a ser muy difícil de malversar en el simposio sobre la presunta represión de España a Cataluña. La primera nos remite a la guerra que Francia nos declara en 1793. "Con entusiasmo no superado en otros lugares de la península, los catalanes se alistan voluntarios para luchar por una causa española que consideraban como suya en unos momentos en que, de haber intentado la separación, Cataluña hubiera recibido toda la ayuda de Francia". La segunda es la de la nuestra guerra de independencia de 1808, cuando voluntarios y somatenes se unen a las tropas españolas frente a la invasión napoleónica. Y la tercera nos ilustra sobre el verdadero apagón del autogobierno. Me refiero a 1812, cuando las Cortes de Cádiz implantan los códigos unitarios de la monarquía borbónica, sin que conste oposición alguna entre los diputados catalanes. Según las crónicas de la época, renunciaron a su federalismo tradicional "por no querer ser vistos como malos españoles".

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