Actualizado 27/10/2007 02:00

Antonio Jiménez.- 28-O Descafeinado

MADRID 27 Oct. (OTR/PRESS) -

Tal día como mañana, 28 de octubre hace veinticinco años, los socialistas recuperaban el poder en España en las terceras elecciones democráticas celebradas tras el largo invierno de la dictadura. Se cumple ahora el vigésimo quinto aniversario de la efeméride que los jóvenes González y Guerra inmortalizaron en la foto del Palace. Asomados a la Carrera de San Jerónimo desde una de las ventanas del hotel, Felipe y Alfonso entrelazaron sus manos derecha e izquierda respectivamente, como si se tratara de una premonición del papel templado y pragmático que desempañaría el primero y algo más picante y extremado el segundo durante sus años de gobierno, con las que saludaron a los concentrados en la calle. Veinticinco años después, Felipe González regresará al Palace con desgana y sin pizca de ánimo para celebraciones, dadas las frías y distantes relaciones que mantiene con el actual inquilino de la Moncloa.

El ex presidente del Gobierno coincidirá en el hotel con Zapatero para hacer un posado de compromiso y mero trámite ante los fotógrafos con el que el PSOE intentará proyectar una imagen de aparente idilio entre un pasado esplendoroso del socialismo felipista y el zapaterista del presente, que en nada se compadece con la realidad. Mientras Felipe reconoce que los ataques al Rey pueden tener consecuencias para la democracia, Zapatero considera que no suponen ni un simple resfriado para la institución. Mientras González cuestiona la necesidad de la Ley de Memoria Histórica que divide y enfrenta a la sociedad reabriendo viejas heridas, el actual presidente del gobierno la respalda e impulsa sin importarle esas consecuencias. Mientras el primero advierte sobre los daños colaterales que puede producir el "fuego amigo" que enfrenta a La Sexta con Prisa en la guerra del fútbol, el segundo se decantó hace tiempo en favor del joven y agresivo proyecto de Roures.

Definitivamente Felipe González no está para celebraciones que adornen y potencien la figura de quien decidió nada más echar a correr la legislatura arruinar los consensos de la Transición que con exquisito pulso y un prudente sentido de Estado ayudaron a cimentar, entre otros, quienes hace 25 años se asomaban a la ventana del Palace para celebrar la primera victoria electoral socialista tras cuarenta años de franquismo. Habría resultado demasiado forzado, oportunista e hipócrita por parte de Felipe que se hubiera prestado a un paripé empalagoso y nostálgico como el que pretendía montar Ferraz antes de que el ex presidente le advirtiera que justo ese día, 28-O, tenía la agenda ocupada. Aún así habrá foto con alguna sonrisa y mucha procesión interna.

Antonio Jiménez.

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