Actualizado 05/06/2007 02:00

Antonio Jiménez.- Estalló la crisis del PSM

MADRID 5 Jun. (OTR/PRESS) -

Rafael Simancas no dimitió, le han forzado a dimitir y marcharse, que no es lo mismo. A Simancas le han echado, primero, los madrileños que otra vez le dieron la espalda masivamente en las urnas y después los socialdemócratas y renovadores del Partido Socialista de Madrid, PSM, que hartos de aguantar al "aparato" podrido que dirige la antigua FSM, se han rebelado contra la legión de estómagos agradecidos y profesionales de la política que liderados por Simancas han estado más ocupados y preocupados por mantener sus "estatus " político y económico, aunque sea en la oposición, que de regenerar y oxigenar las estructuras de un partido anquilosado y mas necesitado que nunca de savia nueva.

La pretensión de Zapatero y Blanco de no provocar el estallido de la crisis del socialismo madrileño hasta después de las elecciones generales y mantener a Simancas habría sido suicida para los intereses del PSOE. El ex secretario general del PSM después de haber sufrido como dice Pedro Castro, alcalde de Getafe, "un batacazo electoral como la funda de un piano" ante Esperanza Aguirre , similar al experimentado por Miguel Sebastián con Alberto Ruiz Gallardón ,era una rémora y su forzosa continuidad para evitar hacer mudanza en tiempo de turbación preelectoral , siguiendo la máxima ignaciana, habría terminado por desactivar al PSOE en Madrid y aumentado el calado de la crisis.

Una crisis provocada por los resultados adversos del socialismo en Madrid el 27-M y a los que contribuyó , que no se olvide, el papel jugado por Zapatero y la ejecutiva federal que pastorea Pepiño Blanco. Fue el dedazo de Zapatero quien designó a Sebastián y envió las primarias al limbo político. Zapatero y Blanco, con las bendiciones de Simancas que no dudó en hacerse la foto de presentación junto al candidato oficialista de Moncloa y el silencio cómplice de la otrora todopoderosa e influyente FSM, se reparten por igual el peso de la culpa. Unos por acción y otros, los que según Leguina han hecho de alfombra con el riesgo de acabar pisoteados y meados por algún perrillo, han conseguido arruinar las expectativas electorales de los socialistas en Madrid. Aunque ahora se intente vestir la salida de Simancas como un gesto voluntario de compromiso y nobleza de éste, Zapatero no le habría pedido que se fuera antes de las elecciones generales sin la actitud firme y decidida de los mas de 350 socialdemócratas y renovadores que reunidos el domingo en la escuela Julián Besteiro de Madrid, exigieron la inmediata dimisión del secretario general y el saneamiento del aparato del PSM. Muchos de los instalados en la cúpula madrileña , incluido Simancas, comprobarán ahora si hay vida fuera del partido.

Antonio Jiménez.

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