Actualizado 28/11/2007 01:00

Carlos Carnicero.- ¿Es posible acabar con ETA?

MADRID 28 Nov. (OTR/PRESS) -

Está extendida la creencia de que es imposible acabar con ETA y laconsecuencia de este aserto induce a sostener la necesidad de unanegociación para conseguir el final de la violencia terrorista. Larazón que se aducen es recurrente: ETA tiene una antigüedad decuarenta años y ni la dictadura ni la democracia han conseguido acabar con ella. Por lo tanto, el Estado de Derecho tiene que negociar con los terroristas para conseguir que dejen de serlo.

La siguiente derivación de esa escalada de razonamientos es que ETA dispondría de todo el tiempo del mundo para seguir matando, porque en el horizonte estará siempre la posibilidad de que anuncien un alto el fuego o una tregua y se repita la ceremonia de una negociación de la que ellos podrán sacar las consecuencias de que pueden seguir matando. En el fondo ese juego dialéctico encadenado conduciría a reconocer el argumento básico de que sostienen los terroristas: la existencia de un supuesto problema político pendiente, cuya naturaleza es la causa de una violencia ejercida por el estado español mediante la ocupación de Euskadi, lo que promovería una respuesta legítima del pueblo vasco a través del brazo armado de ETA.

Naturalmente, para combatir eficazmente el terrorismo lo primero que hay que hacer es negar categóricamente la existencia de ningúnconflicto pendiente. La Constitución de 1978 y el Estatuto deGernika, refrendado mayoritariamente por los vascos, son el marcolegal que niega esa pretensión terrorista. Pero hay novedades. ETA empieza a admitir su incapacidad para la supervivencia. Un documento recientemente incautado por los cuerpos de seguridad es un auténtico vademécum de la incapacidad que tiene ETA para mantener viva su organización. Los ruegos, súplicas u órdenes que emite la dirección a sus militantes para que eviten su detención son todo un manual para pipiolos y aprendices en los que se les dice hasta como tienen que circular por la calle para no llamar la atención.

Lo ocurrido en el mundo después del 11-S fija un nuevo marco para las organizaciones terroristas convencionales que les deja sin espacio. ETA está tocada de muerte. Sus presos, descontentos y desmoralizados. Sus militantes, neófitos, desorientados. Todavía pueden matar, pero no tienen futuro. Sólo con que los demócratas creamos que es posible su derrota, ésta podría estar próxima. No se necesita ninguna negociación sino dosis concentradas de firmeza.

Carlos Carnicero

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