Publicado 08/11/2025 08:00

Fermín Bocos.- La memoria del Rey Juan Carlos

MADRID 8 Nov. (OTR/PRESS) -

Acerca de los errores cometidos por Juan Carlos de Borbón cuando era el rey de España está casi todo dicho. Faltaba por conocer su versión sobre algunos de los episodios más criticables de su vida privada aunque, como tal, un jefe de Estado no tiene vida privada. Y Juan Carlos I lo fue durante treinta y nueve años. En el libro de memorias que ahora publica un editora francesa el rey Emérito reconoce algunos de esos errores -las relaciones extramatrimoniales y los dineros procedentes de algunas donaciones dudosas- para, a su manera, pedir perdón.

Pero en esos registros no va más allá y, vista la condena social que arrastra por esas andanzas, quizá tampoco tendría más interés ahondar en esa parte de una biografía cuyo perfil esencial remite a la política. A lo que hizo con el poder -todo el poder- que depositó en sus manos Franco cuando el dictador decidió que sería él quien le sucediera al frente de la jefatura del Estado a título de rey. Es ahí donde el libro puede aportar valor a una memoria de un período reciente de la historia de España que aun siendo inevitablemente subjetiva resulta valiosa porque quien la aporta más que testigo privilegiado fue su gran protagonista. Con todas las salvedades que se puedan plantear, la Transición como camino de la dictadura hacia un sistema de democracia parlamentaria fue un éxito en el que el papel del rey Juan Carlos fue determinante.

La metáfora -el "motor del cambio"- tantas veces repetida en los días germinales de aquel proceso reflejaba una realidad que el paso del tiempo ha reconocido. Si Juan Carlos de Borbón no hubiera impulsado el proceso democratizador -traicionado los Principios del Movimiento que había jurado respetar- el país podría haber abocado a un enfrentamiento civil que el recuerdo de la guerra hacía particularmente ominoso. Esa fue su trascendental aportación. Y es de justicia reconocerlo. En el juicio al que al final se somete el libro, por tratarse de un libro de memorias, es hasta cierto punto lógico que su relato divida al lector entre quienes vivieron -vivimos- los días de la Transición y quienes por no haber nacido o por ser demasiado jóvenes entonces puedan juzgar con mayor severidad la vida y obra del rey Juan Carlos.

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