Publicado 29/11/2025 08:00

Fermín Bocos.- Tiempo de tensión

MADRID 29 Nov. (OTR/PRESS) -

El madrugador encendido de las luces navideñas, más allá de lo que tiene de moda, se diría que obedece a un impulso que tiende a alegrar el panorama como contrapartida al soterrado clima de crispación que procede de la política. Tensión fomentada por algunos partidos bajo el cálculo de movilizar a una ciudadanía a la que observan apática.

Cuando se intenta establecer una fecha contemporánea de esa estrategia acude a la memoria aquél decir del entonces presidente del Gobierno Rodríguez Zapatero -elecciones de 2008-, a quien un micrófono inadvertidamente abierto captó cuando le decía al periodista que le acababa de entrevistar: "Nos conviene que haya tensión. A partir de este fin de semana yo voy a empezar a dramatizar un poco porque si no la gente... la tensión nos conviene".

Este personaje -un falso bueno en todo- por una vez dijo una verdad que otros han hecho suya. Crear tensión que fermenta apelando a viejos antagonismos. Las "dos Españas" de triste memoria que en años posteriores las izquierdas han elevado a la categoría de dogma tratando de estigmatizar a la derecha mediante el discurso y los actos que se derivan de la Ley de Memoria Histórica. El resultado perseguido es la polarización, la división en dos de la sociedad, a la espera de qué los votantes decidan no tanto al hilo del balance de la gestión de los políticos que les piden el voto sino como un acto emocional: hayan hecho lo que hayan hecho, no importa, porque "son los nuestros".

En la historia reciente a Zapatero le salieron discípulos aventajados. Primero fue Pablo Iglesias que trató y en parte consiguió temporalmente "asaltar los cielos" sembrando discordia al frente del Movimiento del 15 M, magma que fue del partido Podemos. Después recogió el testigo Pedro Sánchez que hizo suya esa estrategia teorizando acerca de la conveniencia de levantar un muro con la finalidad declarada de cerrar el paso a la derecha e impedir la alternancia.

Hemos entrado en la fase aguda de este proceso. Desde la Sala de Prensa del Consejo de Ministros la vicepresidenta Yolanda Díaz convocaba a manifestarse contra los jueces del Tribunal Supremo; desde Podemos, Jone Belarra, invitaba hace unos días a "reventar a la derecha" y desde el púlpito de La Moncloa y sus terminales mediáticas se predica el miedo. Miedo a la alternancia. Ahora el "dóberman" son Vox y el PP como compañero de viaje. Trazo grueso que funciona. Sumar y la micronesia de partidos de la extrema izquierda se hunden en las encuestas pero el PSOE resiste a pesar de la corona de escándalos relacionados con casos de corrupción. La tensión como cortina de humo funciona.

Contador

Contenido patrocinado