MADRID 29 Nov. (OTR/PRESS) -
Dos noticias de considerable alcance político se producían en la tarde-noche de este martes: de una parte, en el Congreso de los diputados se producía una votación apretada y que había suscitado una muy notable expectación: Si sería o no reprobada la gestión de la ministra de Fomento, Magdalena Alvarez. Las intensas negociaciones se prolongaron durante todo el día. Finalmente, los votos de PSOE, PNV y parte del grupo Mixto permitieron a la ministra evitar esa reprobación por una diferencia de tan sólo cinco votos.
La iniciativa de la reprobación se origina en la crisis ferroviaria catalana y en una moción presentada por IU-ICV, que apoyaron PP, CiU y ERC. ¿Sorpresas en el hemiciclo? Sin duda, el apoyo de los nacionalistas vascos al gobierno de la Nación. Y el apoyo de la Chunta aragonesista y del BNG, que también cooperaron a evitar la reprobación de Magdalena Alvarez. Hay recuentos diversos sobre el resultado final: el PSOE sumó a los propios los votos de dos tránsfugas y de los siete diputados del PVN para evitar la censura. Lo cierto es que 173, ó 174 diputados, según otros recuentos, respaldaron la gestión de la ministra frente a los 170, o 169, según esos otros recuentos alternativos, que reclamaban su destitución o dimisión. Por el contrario, puede haber sorprendido que CiU rompiera su tradición votando contra un ministro en ejercicio. Naturalmente, los apoyos tienen sus costes y sus precios. Los nacionalistas gallegos a cambio de su apoyo logran el compromiso del gobierno central de desbloquear las transferencias pendientes a Galicia. Es probable que también el apoyo del PNV haya tenido coste...
La segunda votación de la tarde noche de este martes se producía en el seno del tribunal Constitucional, en las últimas semanas paralizado y bloqueado por las recusaciones efectuadas contra tres magistrados progresistas. El TC, a las nueve de la noche, rechazaba de plano la recusación presentada por el PP porque entiende que carece de base legal. El tribunal, por ocho votos contra dos, los de García Calvo y Rodríguez Zapata, -los juristas conservadores recusados por el Gobierno- concluyó que las impugnaciones contra Pascual Sala, Manuel Aragón y Pablo Pérez Tremps no tienen sentido y están apoyadas en hechos falsos, por lo que ni siquiera las admitieron a trámite.
Con esta votación, el Pleno del TC logra que se desbloquee el funcionamiento de la altísima institución, al recuperar el mínimo de ocho miembros que le permite reunirse y tomar decisiones. Los ocho votantes contra la recusación del PP se mostraron convencidos de que estaban ante una estrategia política que sólo buscaba contrarrestar las dos recusaciones del gobierno y evitar que el pleno volvieses a ser controlado por los juristas progresistas. Es decir, en esas horas decisivas de la noche del martes, el PP se veía encajar dos magníficos goles políticos en el Congreso y en el Tribunal Constitucional.
José Cavero