MADRID 20 Feb. (OTR/PRESS) -
Los andaluces, en una mayoría escandalosa, prefirieron "pasar" de la consulta a la que le invitaba el gobierno autónomo para dar su visto bueno al nuevo Estatuto andaluz. Esa es la noticia, por muchos ya prevista, a partir de la cual cada uno de los partidos, los que apoyaron el Estatuto o los que lo criticaron, extraen sus propias conclusiones o invitan a la reflexión de los demás.
¿Por qué no votaron los andaluces? Lo más probable es que "pasaran" porque no consideraron que se jugaran demasiado en la consulta. Es cierto que el Estatuto amplía muy considerablemente las atribuciones y competencias del gobierno andaluz, que queda perfectamente "a tono" con lo que anteriormente había conseguido el estatuto catalán, el punto inevitable de referencia y de comparación imprescindible.
Segunda explicación: el hecho de que estuvieran de acuerdo en darle su apoyo socialistas, populares e Izquierda Unida, y únicamente se distanciara de ese apoyo el partido andalucista, restó controversia y debate a la campaña de promoción y explicación de sus textos. De hecho, el PP aprovechó algunos fines de semana de la campaña a criticar al gobierno de Chaves y al gobierno socialista del Estado por no haber dedicado al vertido de chapapote de Algeciras ni la mínima parte de las atenciones que en su momento prestó al chapapote gallego del Prestige. Hasta el secretario general Acebes fue a gritar, con Javier Arenas, contra ese agravio con el "nunca mais"...
Tampoco los dirigentes políticos máximos se esforzaron en explicar Estatuto y calentar al voto. Ni Zapatero o Rajoy, ni Chaves ni Arenas hicieron especiales esfuerzos. Todos daban por hecha la victoria del sí, y eso les resultaba suficiente. Y nunca llegaron a sospechar que la participación quedaría una docena de puntos por debajo de la catalana. Y en tal caso, las responsabilidades de la abstención estarían muy repartidas... De manera que hubo relajación muy generalizada, de líderes y de ciudadanos corrientes, por igual. No es un hecho exclusivo de catalanes o andaluces. En buena parte de Europa, allí donde no se exige por ley la participación, está sucediendo algo parecido en muchas de las consultas que se producen. ¿Será imprescindible hacer obligatorio el voto de los ciudadanos, dada esta actitud de pasotismo a la que estamos asistiendo? Algunos países han llegado a esa conclusión.
La reflexión, por consiguiente, conduce a la responsabilidad de los dirigentes políticos, que no saben, no quieren, o no pueden estimular el voto de los ciudadanos. Nada o muy poco se pierde, y ya evitará una derrota el vecino, se habrán disculpado muchos miles de andaluces, tras comprobar que su ausencia de las urnas resultaba ser la ausencia generalizada y mayoritaria.
José Cavero.