MADRID 25 Jun. (OTR/PRESS) -
Son varios los cronistas del debate del miércoles, sobre el balance del semestre europeo de Presidencia española, que observan o advierten una cierta recuperación de un Zapatero que, con toda probabilidad, ha pasado por su "semestre horribilis", no precisamente por causa de esa Presidencia, sino por las complicaciones que le ha servido en bandeja la recuperación de la crisis. En efecto, la Presidencia comunitaria ha sido muy desigual, por cuanto ya ha pretendido ejercerla plenamente el "presidente designado", Hermann Van Rompuy, y Zapatero prefirió no hacerle la competencia con su "Presidencia temporal". Pero sobre el presidente del Gobierno español recayeron "todos los males": la necesidad de afrontar y reducir sensiblemente el gasto público mediante el decreto de recorte de salarios a los funcionarios y la congelación de las pensiones, la apremiante necesidad de proceder a la elaboración de la reforma laboral, y lo que aún fue más característico, las especulaciones que señalaron a España como "el enfermo de Europa", y a su deuda como causa de esa debilidad que la convertía en objetivo de los mercados o de determinados mercaderes.
Zapatero y su Gobierno resistieron esta embestida, en buena medida procedente, curiosamente, de Alemania y hasta de su canciller, según se cree, y empleó en su defensa -la de la solvencia del sistema financiero español-, dos instrumentos: de un lado, la recomposición del escenario de las cajas de ahorros y, de otra parte, la revelación de los resultados de los exámenes que se han efectuado durante la fortaleza de cada uno de los bancos europeos, un análisis que ha proporcionado excelentes resultados a la imagen de esas entidades bancarias españolas, a la cabeza de la banca europea, en su conjunto. Como resultado de esos "deberes bien hechos", Zapatero se veía en el debate del miércoles en condiciones de asegurar que había estado a la altura de las circunstancias, frente a un líder opositor dispuesto a afearle cualquier conducta, por acción o por omisión.
De manera que el debate, una vez más, se convirtió en "choque de dos poderosas máquinas" en sentido opuesto: Zapatero expuso sus argumentos, y tras la descalificación global que expuso Rajoy arremetió contra el dirigente opositor, a quien acusó de decir vaguedades y de no mojarse ante los problemas, aunque procura aprovecharse de sus eventuales desgastes electorales. Zapatero pudo presumir de haber superado un semestre muy complicado con una serie de actuaciones felices: salieron adelante los decretos de recorte del gasto público y sobre la reforma laboral, está en marcha, y ya en fase final, la recomposición del mapa de las cajas de ahorros, está a salvo la buena imagen de la solvencia bancaria y de la "deuda país"... ¿Hay quién dé más?
Frente a esas actuaciones, la implacable crítica negativa y constante de Rajoy y sus "muchachas", que nunca hallaron nada mínimamente a su gusto, ni el decreto de recorte de gastos, ni la reforma laboral, y que han insistido en la sorprendente versión de que España ha venido a convertirse en un protectorado de las grandes naciones, acusación que rechazaba contundentemente Zapatero: ¿Son también protectorados los restantes países de la UE que, como España, están acometiendo la tarea de reducir gastos, como Alemania, Francia, Italia, Portugal, Gran Bretaña...?