Actualizado 09/10/2012 14:00

Rafael Torres.- Al margen.- El jamón de Jabugo y el misterioso Mariano.

MADRID 9 Oct. (OTR/PRESS) -

Los productores de jamón de Jabugo van a pedir que a su manjar exquisito se le conceda el rango de Patrimonio Gastronómico de la Humanidad, lo cual que, de lograrse semejante hito, la realidad apenas sufriría alteración: el jamón de Jabugo sería, como hasta ahora, patrimonio exclusivo de una parte de la Humanidad, de una parte muy exigua, la compuesta por los ricos que se lo pueden pagar. La única variación para cuando llegue el nombramiento será que, a diferencia de antes, la clase media, que podía darse con el delicioso pernil un homenaje de Pascuas a Ramos, ya no existirá. O, cuando menos, en España, donde el "misterioso Mariano" parece lunáticamente decidido a que sólo queden pobres, ricos y nada en medio.

Pero, ¿quién es el misterioso Mariano? Según el prestigioso "The Economist", el presidente del Gobierno español, señor Rajoy, pero el diario confunde el misterio con la inanidad. Porque no es que no se sepa nunca qué va a hacer Rajoy o qué próximo paso desatentado va a dar, sino que ni él mismo lo sabe. Todo el mundo, sin embargo, intuye que el que no debe, el más inconveniente, el más absurdamente lesivo para la comunidad. Se trata de un hombre que siente una aversión incontrolable por las dificultades, por los problemas, y como no la puede controlar, tiende a huir, a evaporarse. Un día, al perecer, le dijo a un colega que cuando hay un problema, lo mejor es no estar ahí, y Rajoy, como todo el mundo, prefiere lo mejor, aunque, a diferencia de casi todo el mundo, él puede permitírselo, o así lo cree.

El problema, hoy, es que se quiere hacer pagar al país, a los trabajadores, a los pensionistas, a los niños, a los enfermos, a los ahorradores, a los funcionarios, a los parados, las deudas de los bancos y de los especuladores del ladrillo, que, por lo visto, dejaron a deber a los bancos alemanes una pasta, tanta como se fundieron y se llevaron. Pero Rajoy, al que no le gustan nada los problemas, no actúa ante éste "misteriosamente", sino huyendo de él dejando como rehenes de los prestamistas internacionales a todos los españoles. No le ha de faltar, sin embargo, buen jamón, de Jabugo probablemente, en sus espantadas en avión.

Contenido patrocinado