Ramón Pi.- Desde la libertad.- Las presidenciales

MADRID 8 May. (OTR/PRESS) -

"Segolène, Segolène!", clamaba Rodríguez Zapatero en el mitin electoral en la carrera hacia la presidencia francesa, en medio del delirio de los partidarios. No es que fuera un argumento de mucho peso, pero en los mítines ya se sabe que funcionan más las vísceras que la cabeza. Además, si no se tienen muchas ideas o mucha facilidad de palabra en una lengua extranjera -era el caso-, repetir el nombre del candidato es algo que le hace a uno salir del paso y disimular las propias carencias.

En España, aquel mitin fue recibido por los zumbones de siempre con palabras muy parecidas, pero de significado enteramente distinto: "Segolène, Segolène!", no sabes a quién te has traído al mitin. Es el mismo que dijo aquello de "La Franse vote güi" cuando el referéndum para la Constitución europea, y luego ya sabes lo que pasó: que votó "non". El mismo que pronosticó la victoria de un equipo de fútbol que luego fue ampliamente derrotado. Y el domingo por la noche, cuando ya se supo el resultado de las presidenciales, recibí un SMS en mi móvil, que decía: "¡Pero si yo me operé de los ojos, y la cirugía es la esencia de la democracia! -Que no, presidente, que 'gafe' no tiene que ver con la vista". Qué difícil es gobernar a un país satírico.

Ahora vienen los analistas a extrapolar esas elecciones e imaginar lo que podrá ocurrir en España en las próximas generales: la ola de derechismo que invade Europa, los efectos de contagio y tal y tal (que diría Jesús Gil, que en paz descanse), más la gafancia atribuida al personaje. Modestamente, yo disiento de estas interpretaciones, por dos razones poderosas: la primera es que en España estamos escasos de franceses, y el noble pueblo español es capaz de cualquier cosa. La segunda es que la característica esencial del gafe es que provoca desastres a su alrededor, pero a él no le pasa nada. Que muy bien podría ser lo que acabase sucediendo en las próximas generales.

Ramón Pi.