Actualizado 28/05/2009 14:00

Victoria Lafora.- Un sindicato muy rarito.

MADRID 28 May. (OTR/PRESS) -

El sindicato Manos Limpias ha conseguido llevar al juez Garzón ante el Supremo. Este extraño sindicato, que no tiene representación en ninguna empresa ni se dedica a la defensa de los trabajadores, dispara sin embargo contra todo lo que se mueva desde la izquierda política.

Contra Garzón se querellaron por su intento de juzgar a la dictadura franquista y de abrir las fosas de los asesinados en la posguerra. Al final no pudo ser. Quienes acudieron en amparo al juez para que se aplicara la Ley de la Memoria Histórica y se les devolvieran los cuerpos de sus familiares enterrados en las cunetas, se quedaron con las ganas porque, entre la Fiscalía de la Audiencia Nacional, las protestas de la derecha, la campaña mediática y el silencio del Gobierno, dejaron a los fusilados en las fosas y nadie asumió el fracaso.

De momento el Supremo ha aceptado la querella por prevaricación y Garzón hará el "paseillo" como imputado ante la puerta del Supremo por declararse competente para investigar la represión. Fuentes cercanas al magistrado aseguran que no está nada preocupado por el tema. Puede incluso que le dé la oportunidad de volver a ocupar portadas de periódicos, actividad que no le repugna en absoluto.

Lo duro, la parte amarga de esta historia, lo están viviendo los ancianos que, tantos años después, no han conseguido que alguien atienda sus reivindicaciones. Porque Garzón repartió la causa contra el franquismo entre los sesenta y dos juzgados donde había fosas. Solo la juez de Benavente ha aceptado, hasta ahora, seguir con la investigación. Va a ser la primera y la única que atienda la petición de las familias para que exhume los cuerpos de ocho fusilados arrojados a una zanja.

Por poner un ejemplo de lo que ha ocurrido en el resto de los juzgados a los que llegó la documentación de Garzón, valga lo ocurrido en Ponferrada donde dos juzgados se han enzarzado en una batalla jurídica para no hacerse cargo de la fosa de Toral de Merayo. Seguramente esperan que mientras dure la pelea, los familiares más cercanos mueran de viejos y se acabe el engorro.

Todo este dolor carece de interés para el denunciante, el dirigente de este sindicato tan rarito llamado Miguel Bernard, con magníficas relaciones con el partido ultraderechista Frente Nacional. Entre sus denuncias hay algunas muy significativas: contra el juez Del Olmo y la fiscal Olga Sánchez por destrucción de pruebas en el 11-M, contra "Nunca Mais", contra le Ley de matrimonios Homosexuales, contra los trabajadores de SINTEL que acamparon en la Castellana* Se les ve demasiado el plumero.

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