MADRID, 29 Sep. (Carlos Hergueta/Portaltic) -
Hoy se cumplen 20 años de la llegada a España de PlayStation, una de las marcas de videojuegos más populares del mundo y, para muchos, su primera y única (a través de sus distintas generaciones) consola. En mi caso no ha sido la única, ni mucho menos. De hecho, tardé bastante tiempo en hacerme con PlayStation. Eran tiempos más sencillos: un par de marcas se disputaban el liderazgo y los juegos venían en cartuchos.
Yo había crecido con la Game Boy y la Super Nintendo y había discutido con furia con mis amigos en el patio del colegio porque, para mí, la Mega Drive era un truño (aunque luego cada vez que podía, me acercaba a casa de mi amigo Pablo para jugar a Ecco The Dolphin, Story of Thor y "al otro Aladdin", que era menos divertido que el mío, pero visualmente se parecía más a la peli).
Crecí amando a Nintendo y teniendo ciertos escarceos con Sega. De hecho, en 1994 o eras "de Sega" o "de Nintendo". Por eso me costó entrar en el redil de PlayStation, a la cual veía casi como una intrusa. Al fin y al cabo, Sony estaba intentando comer terreno a mi querido Mario.
Hasta entonces, había tenido suficiente con mi portátil y una consola de sobremesa, pero con los 32/64 bits ya no me bastaba con una máquina de cada generación. Las quería todas. A mis amigos y familiares les parecía absurdo, pero yo no quería perder la oportunidad de poder jugar a ningún gran juego. Es como si una superproducción solo se estrenase en un cine en la otra punta de la ciudad: un cinéfilo no tendría más remedio que ir a ese cine.
Por aquél entonces yo no había cumplido 12 años; evidentemente, no tenía dinero para invertir en videojuegos todos los meses y a mis padres les parecía obsceno que tuviese tanta consola en casa. Se plantaron. Sin embargo, para que pudiese perseguir mis sueños mi padre me instruyó en los caminos del mercado de segunda mano para vender y comprar consolas y videojuegos. A mediados de los 90 no había juegos con espectaculares motores gráficos en 3D a 1 euro (o gratuitos) en el móvil y había que buscarse la vida.
Gracias al periódico Segunda Mano, la sección de compra-venta del Centro Mail (ahora Game) y a mi padre-chófer pasé de 'padawan' a maestro en poco tiempo. Entre eso, las propinillas de la abuela y los regalos de los cumpleaños/Navidad, conseguí tener más de una consola y ya no estaba limitado a jugar uno o dos juegos al año (exceptuando los cartuchos que alquilaba en el videoclub de mi barrio).
Primero fue Sega Saturn y, después, gracias al mercado de la segunda mano, me hice con la nueva consola de mi amada Nintendo (64). Me resistía a PlayStation, esa intrusa. Sin embargo, a medida que pasaron los meses, abrí los ojos: el poderío de Sony era incuestionable y su consola cada vez recibía más y más juegos exclusivos e imprescindibles en su catálogo.
A pesar de los grandes momentos que me había dado la penúltima consola de Sega, me rendí a la evidencia: vendí mi Saturn y me hice con la primera PlayStation. Fue una gran decisión. Sin duda, ha sido una de las mejores consolas que he tenido y sus títulos algunos de los mejores de la historia de los videojuegos.
Pro Evolution Soccer, Gran Turismo, GTA, Crash Bandicoot, Driver, Bust A Move, Time Crisis o Metal Gear Solid no son solo algunos de los mejores exponentes o juegos que sentaron las bases de su género, sino que, a nivel individual, se han convertido en parte de mis recuerdos y de mis experiencias. He puesto patas arriba organizaciones criminales, vengado a mi familia, liderado ejércitos, explorado mundos de fantasía, marcado un gol en el minuto de descuento en la final de la Champions y sentido la adrenalina al realizar un adelantamiento a pocos metros de la meta.
Como yo, habrá, millones de personas. Para algunos, como yo, no sería su primer consola; para otros, sin embargo, sería el primer tren del mundo de los videojuegos al que se subieron y del que seguramente no se hayan bajado nunca. La primera PlayStation fue una consola con la que dejamos un poco atrás los mundos de colorines de nuestra infancia y nos hicimos mayores.
Uno de los grandes logros de PlayStation fue contribuir a que la industria de los videojuegos madurase y a romper con esa estereotipo -que, sorprendentemente, aún perdura- de que los videojuegos son una forma de ocio "para niños" y para hombres.
No hay una forma mejor de ilustrar lo que PlayStation buscó desde el principio (y que sin duda ha logrado) que con uno de sus primeros anuncios, el que para mí es el mejor de la historia de los videojuegos. No solo su mensaje pintaba PlayStation como la puerta de entrada a un universo de aventuras y posibilidades, sino que estaba protagonizado, en su mayoría, por adultos, tanto hombres, como mujeres.
En realidad, toda esta historia no era más que una excusa para compartir esta magnífica campaña de publicidad. Tanto si ya habías visto el anuncio, como si no, seguro que si amas los videojuegos, te sientes identificado:
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