Ya a la venta
Life is Strange (análisis): el caos puede ser maravilloso...
MADRID, 22 Ene. (Mario Jiménez/Portaltic) -
Hoy se ha puesto a la venta la versión física de "Life is Strange", un juego que nos ha ido llegando por episodios a través de las tiendas digitales de PS4 y Xbox One y que por fin podemos disfrutar en su conjunto y del tirón.
Muchas veces buscamos en un videojuego todo aquello que no podemos vivir en el día a día o en la propia vida real, algo que nos saque de lo normal, de nuestro mundo ordinario. Sin embargo, lo cotidiano puede ser también maravilloso y eso es lo que se refleja en este juego, que nos sitúa en un panorama absolutamente anodino, mundano y conocido, como es la vida de una adolescente en una escuela.
Dicho así, puede parecer que “Life is Strange” no nos va a deparar ninguna emoción y que es una aventura del montón, de las muchas que han pasado por las consolas, pero nada más lejos de la realidad. El tratamiento de esta historia “normal” está tan cuidado, se ha realizado con tanto gusto, que el título es una pequeña joya que deberías jugar si sabes apreciar la belleza de las pequeñas cosas.
EL ELEMENTO PERTURBADOR
La protagonista del juego es Max Coulfield, una chica de 18 años que ha regresado al pueblo de su infancia, Arcadia Bay, para cumplir su sueño de estudiar fotografía en una de las mejores, y más caras, escuelas artísticas del país. Max es una chica introvertida, seria y algo friki que no lleva bien eso de estar rodeada de compañeros forrados de dinero que aprueban gracias a sobornos o a los chantajes que le hacen a los profesores. Ella ama la fotografía de verdad y, como aprendemos enseguida, tiene un don para el arte de las imágenes estáticas.
En uno de sus peores momentos, y mientras presencia un acto especialmente relevante, Max descubre que tiene la capacidad de volver atrás unos minutos en el tiempo, así como la capacidad de alterar los hechos mediante su intervención. A partir de aquí, ya nada volverá a ser igual para ella, que además empieza a sufrir una serie de pesadillas que no se sabe bien cómo interpretar.
A partir de esta perturbación de su mundo, nuestra protagonista, que además se ha reencontrado con su mejor amiga de la infancia, se ve envuelta en una serie de líos que pueden llevarle por caminos muy diferentes en función de las decisiones que vayamos tomando. Y es que “Life is Strange” es una aventura gráfica más o menos interactiva que nos sitúa ante verdaderos dilemas morales como jugadores, al tener que tomar decisiones comprometidas o que nos harán plantearnos realmente cómo actuaríamos nosotros en la vida real.

UN GUSTO DE PERSONAJES
Gran parte de esta dificultad para elegir se debe a que uno se llega a identificar mucho con los personajes del juego gracias a que están desarrollados de una manera magistral. El guión es una maravilla y las situaciones son tan reales que es inevitable sentirse parte de la historia.
No hay demasiados, y los principales son en realidad menos de 10, pero cada uno tiene su propia historia y todas están relacionadas entre sí de alguna manera. Hay secretos, amistad, rencor, venganza, lados oscuros y la trama está tan bien hilada en torno a todos estos ingredientes que resulta muy complicado dejar de jugar. Quieres saber qué va a pasar, cómo va a terminar y si realmente todos son lo que parecen.
Por si esto fuera poco, tenemos la posibilidad de influir en la relación de Max con el resto de personajes. A la hora de elegir nuestras respuestas podemos ser más o menos crueles, chulitos, agradables o decidir tomar cartas en el asunto cuando sea necesario, algo que tiene bastante peso en el discurrir de los hechos posteriores. Aunque es cierto que al final la cosa se precipita un poco y, con un poco de trampa, los desarrolladores nos llevan por donde ellos querían, dejándote con la sensación de que tus decisiones importan, pero no tanto como parecía.

VIAJEROS DEL TIEMPO
El poder de Max para volver atrás en el tiempo, más allá de ser algo que muchos pagaríamos por tener, es el eje sobre el que gira todo el juego. No es que requiera mucho esfuerzo aprende a utilizarlo, pero la cosa puede tener más miga de la que parece en un primer momento.
Por ejemplo, no sólo podemos evitar que sucedan hecho desagradables, sino que podemos retroceder para cambiar nuestras respuestas (o nuestras preguntas), sonsacar información a los personajes o hacer que sucedan cosas imposibles, como entrar en una habitación de la que no teníamos llave antes de que salte la alarma.
Es importante, pues, que valoremos todas las posibles opciones antes de abandonar una zona o una conversación, porque una vez lo hayamos hecho ya no podremos volver atrás. Cualquier aspecto es relevante y si no lo pensamos bien, puede que más adelante nos tengamos que arrepentir.
Y como en toda buena aventura gráfica, también hay puzles. No son complicados y no tienen mucho protagonismo en la historia, ya que bastantes son opcionales, pero nos ayudan a conseguir trofeos y, sobre todo, a completar todos los puntos de la historia de Arcadia Bay y sus misteriosos habitantes.
DELICIA TÉCNICA
“Life is Strange” no hace alardes gráficos. Ha salido en la nueva generación como podría haberlo hecho en la otra, puesto que el conjunto está bien realizado pero no nos muestra escenarios ni personajes ultrarrealistas. Más bien lo contrario: muchas de las animaciones están realizadas a mano, lo que confiere al juego un aspecto extraordinariamente bonito y agradable.
En realidad, este título apuesta por una estética indie muy patente, y esa idea la lleva a todos sus componentes, ya que la banda sonora, que por cierto se incluye en forma de CD en la edición física, es un lujo si te gusta este tipo de música. No sólo acompaña a la acción, sino que está integrada en la propia partida de una manera perfecta, jugando también con los sentimientos de Max y tu propia percepción.
En cuanto a los diálogos, que están en inglés, la edición física incluye ya subtítulos en castellano, necesarios si no domináis la lengua de Shakespeare porque están llenos de referencias a la cultura pop, al cine, a los videojuegos y la literatura. Además de tener buenas dosis de humor en muchos casos y de contar con un tono bastante adulto al tratar temas como las drogas, la decepción que causan las personas, el cambio climático o el poder del dinero.
Como conclusión podemos decir que “Life is Strange” es uno de esos juegos que hay que tener sí o sí. Vale que terminarlo no lleva más de 10 horas, y eso dependiendo de cuánto quieras recrearte en los detalles secundarios, pero al acabar te habrá dejado tan buen sabor de boca que pensarás que los 30 euros que cuesta han sido una de tus grandes inversiones.
