BARCELONA, 15 Oct. (EUROPA PRESS) -
Al menos 60.000 indignados, según cifras de la Guardia Urbana, y más de 300.000 según los organizadores, se han volcado este sábado en tomar las calles más céntricas de Barcelona para reclamar un cambio global en las estructuras políticas, económicas y financieras.
En una marcha convocada simultáneamente en más de 600 ciudades de todo el mundo, han vuelto a mostrar su poder de convocatoria concentrando a estudiantes, sindicalistas, activistas y afectados por los recortes, como sanitarios y profesores.
La marcha ha sido encabezada por una gran pancarta que reclama pasar 'de la indignación a la acción', pero de manera pacífica.
También ha habido otras pancartas con el símbolo de la tijera tachada y críticas al sistema socioeconómico --'basta de privatizar los beneficios y socializar las pérdidas', 'sin compartir no puede haber justicia, sin justicia no puede haber paz, sin paz no puede haber futuro'-- que han demostrado otra vez la repulsa a un sistema que quieren renovar por completo.
La multitud ha coreado cánticos que ya son un clásico dentro del movimiento como 'le dicen democracia y no lo es' y 'que no, que no, que no nos representan'; además, han gritado de nuevo el 'yo también estaba en el Parlament' en relación al bloqueo de la Cámara catalana el 15 de junio, y 'culpables' al pasar por delante de la Bolsa.
Al llegar a la altura de la Conselleria de Interior, protegida por una docena de furgonetas policiales, los 'indignados' han reclamando la dimisión del conseller, Felip Puig, por el desalojo de la plaza Catalunya y las detenciones de imputados por el bloqueo del Parlament que se habían presentado voluntariamente en la Ciudad de la Justicia.
La manifestación ha arrancado en plaza Catalunya ha pasado por paseo de Gràcia y la calle Aragón, y a la altura de Arc de Triomf --teórico punto final de la marcha-- algunos 'indignados' se han diversificado en tres áreas de acción: hacia el Hospital del Mar, en protesta por los recortes sanitarios; a la Facultad de Historia de la UB por los de educación, mientras que no se ha aclarado la dirección de los que protestaban por los problemas de vivienda.
En declaraciones a Europa Press, un traductor y cantante que se ha desplazado desde Canet dice que está en la manifestación porque cree que se ha llegado a un punto en el mundo donde "no hay nada que se pueda salvar".
Considera que hay que cambiar todo el sistema promoviendo el final del "consumismo absurdo".
Un compañero suyo, Moisés, también cantante, critica: "No nos creemos esta mentira. Hay que promover un cambio de paradigma que puede llegar a implicar la abolición del dinero".
Para Rubén, que es recepcionista de hotel, valenciano pero que vive en Barcelona, el cambio vendrá cuando los políticos vean lo que hace el movimiento 15M y realmente se den cuenta de que se están equivocando.
Según él, el sistema ha puesto una soga a la sociedad que ya no la pueden apretar más porque "la van a ahorcar", y ahora es el momento de unirse para liberarse de esa soga.
Juan, de la asamblea de 'indignados' de Horta, ha dicho que ya que el hambre se ha globalizado está bien que el movimieto se globalice también: "Queremos construir un mundo en que el ciudadano esté por encima de los mercados".
EN TODO EL MUNDO
En declaraciones a Europa Press, el presidente de Justícia i Pau, Arcadi Oliveres, un gurú del movimiento, ha explicado que la movilización de este sábado demuestra que "se sigue con la misma fuerza" después de la pausa del verano, periodo que se ha aprovechado para hacer mucha pedagogía y trabajo en los ateneos, barrios y pueblos.
Ha aplaudido que el movimiento esté teniendo eco a nivel mundial porque los problemas de las crisis ocurren en todo el mundo, y era el momento, a su juicio, de que la gente reaccionara, como por ejemplo en lugares tan emblemáticos como Wall Street.
En el resto de capitales catalanas y en Madrid también están convocadas marchas este 15 de octubre, donde confluirán ocho marchas 'indignadas' para dirigirse de forma conjunta hacia la Puerta del Sol.
