VALLADOLID, 10 Jun. (EUROPA PRESS) -
El arzobispo de Valladolid, Braulio Rodríguez Plaza, instó a los fieles a aprovechar la celebración del día del Corpus Christi, una "fiesta entrañable para el pueblo cristiano", para reflexionar sobre cómo está montada la vida y para acercarse "a tanto hijo de Dios excluido de la vida".
Esta es la principal reflexión de Braulio Rodríguez en su carta semanal que este domingo dedica a la "Fiesta entrañable" del Corpus Christi, una celebración que "nos juzga a todos en muchas ocasiones, pues nos encuentra muy lejos de lo que creemos y profesamos".
En este sentido, el arzobispo de Valladolid lamentó la "doblez" del corazón del ser humano que, por un lado, cree en Jesucristo y, por otro, odia o se cierra a su hermano. "¿Qué explica este doblez? Tal vez que no acabamos de creer de veras en Jesucristo", auguró el mitrado vallisoletano para quien los cristianos no pueden adorar al "Señor del amor y de la gracia" y dejar de pensar en "la desgracia de tantas gentes".
"No podemos adorar el Cuerpo del Señor en el Sacramento con buena conciencia y no acercarnos a tanto hijo de Dios excluido de la vida", continuó Braulio Rodríguez Placa para quien el fiel que que adora "el Cuerpo que se entrega por nosotros" reconoce por ello "que la razón de toda salvación y esperanza está en la entrega de Jesucristo hasta la muerte por nosotros y se compromete a vivir desde este amor en el amor a Dios y al prójimo".
Por este motivo, argumentó el arzobispo de Valladolid, el Día de Caridad en la fiesta del Corpus pide "algo más que la limosna que se da para acallar momentáneamente la conciencia". "Te pide que te detengas un poco y pienses por qué sucede esto, cómo está montada la vida para que ocurran estas cosas. Te pide, quizá, además, que cambies tu forma de vivir, tu estilo y tenor de vida. Te pide sobre todo que colabores con quienes están trabajando por librar de la miseria a sus hermanos y hermanas", sentenció Rodríguez Plaza en su carta semanal.
Finalmente, Braulio Rodríguez lamentó que muchos cristianos dividan los bienes en "materiales" y "espirituales" y piensen que su comunión con Cristo sólo les obliga a compartir los espirituales con los demás. "Es ésta una de las perversiones mayores de los cristianos. Todo bien es de Dios y en todo bien se da Dios. Y, conforme al juicio de Jesucristo mismo, entra en comunión con Él quien remedia la necesidad del prójimo también con bienes materiales, estableciendo una comunicación de bienes entre todos", concluyó.
