MADRID 6 Feb. (EUROPA PRESS) -
El catedrático de Filosofía de la Naturaleza en la Universidad de Sevilla Juan Arana ha afirmado que "fe y razón son como dos ramas que nacen de un mismo tronco" pero que "las vicisitudes de la historia las han separado tanto que muchos incluso las consideran extrañas y hasta enfrentadas" y, por ello, ha instado a trabajar para recuperar la armonía entre ambas.
En este sentido, ha advertido, en su conferencia en la Universidad de Navarra con motivo de la celebración de Santo Tomás de Aquino, de que "el hombre de fe no puede aceptar que este alejamiento se haga definitivo" sino que ha de intentar "atajar el proceso de mutuo extrañamiento para recuperar la armonía que en un principio hubo y siempre debió haberse mantenido".
Además, ha apuntado que "en las relaciones entre ciencia y fe hay que trabajar por un objetivo más ambicioso que la mera coexistencia pacífica". "Mostrar la compatibilidad entre ambas es muy poco: se puede y se debe trabajar por un objetivo más ambicioso", ha apuntado en su ponencia titulada 'El papel de la filosofía en el diálogo ciencia-religión'.
Para Arana, una de las contribuciones de la filosofía al diálogo entre ciencia y fe consiste en "recordar tanto a los científicos como a los teólogos que sus trabajos conjugan a la vez lo divino y lo humano". "Unos se ocupan de Dios y otros de la Creación. Para llevar a término su trabajo sólo cuentan con una razón bien limitada y un medio de expresión, el lenguaje, que se deshace en las manos como blanda roca pulverizable", ha precisado.
Así, ha señalado que "el error es confundir la grandeza objetiva de la verdad investigada con el resultado de sus afanes, olvidando la pequeñez de los medios a su disposición para acercarse a ella".
El catedrático ha remarcado que "para que la filosofía desempeñe un papel significativo en las relaciones entre ciencia y religión, es imperativo que permanezca fiel a ese paradigma, que fue mantenido por todos los grandes filósofos al menos desde Aristóteles hasta Leibniz" y ha añadido que "la incapacidad de la filosofía para potenciar el diálogo entre ambas manifiesta la decadencia de la propia filosofía".
Finalmente, ha hecho hincapié en que "no se trata tan sólo del diálogo entre la ciencia y la religión" sino del diálogo "entre las diferentes ramas de la ciencia" el que debe ser potenciado "para poner en claro lo que dentro de ellas puede haber de precipitadas extrapolaciones formuladas a partir de pesquisas todavía incompletas, y lo que hay de legítima aspiración a un saber más amplio, más profundo, más verdadero".