EpC.- El obispo de Jerez (Cádiz) dice que es "un proyecto ideológico de alto calado" aunque "lleve envoltorio"

Actualizado: domingo, 30 septiembre 2007 14:18

JEREZ DE LA FRONTERA (CÁDIZ), 30 Sep. (EUROPA PRESS) -

El obispo de la Diócesis de Asidonia-Jerez (Cádiz), Juan del Río, afirmó hoy sobre la asignatura de Educación para la Ciudadanía que es un "proyecto ideológico de alto calado, aunque lleve el gran envoltorio del estudio de los derechos humanos, de la Constitución Española y de normas para un vivir cívico" y añadió que "por eso hay que imponerlo, porque hay sus intereses".

En una carta pastoral, a la que tuvo acceso Europa Press, Del Río manifiesta que no se puede olvidar que "el crear un nuevo paradigma de la persona ha sido la tentación de todos los sistemas totalitarios".

Asimismo, señaló que "por mucho aparato mediático que se tenga para expandir esa nueva imagen, la realidad de la naturaleza humana es tozuda y la historia de las culturas y de los pueblos nos hablan cómo el misterio de la persona reclama un Misterio superior que dé sentido y fundamento a la existencia".

Además, manifestó que "esta ideología muestra sus propios límites, porque lo que parecía un lenguaje comprendido y compartido por todos acerca del hombre y sus derechos universales, cambia". En este sentido, afirmó que "ahora ya la dignidad de la persona es algo voluble, debido a que los derechos son negociables, en los contenidos, en el tiempo y en el espacio".

Del Río aseveró que "el relativismo moral y religioso siempre es una fuga hacia delante, una búsqueda continua de novedad y esto lleva a un desasosiego a la sociedad que ya no sabe lo que es bueno o malo, lo que está bien y aquello que se ha de evitar". Así, según el obispo, "todo ello revela una falta de sentido de la vida, una perdida de entusiasmo y una nostalgia de lo sagrado".

Para el obispo jerezano "no es posible un auténtico debate con juicios previos ni con cartas en la manga y por eso, hay que desenmascarar los prejuicios anticatólicos que encierra el laicismo".

En este sentido, manifestó que "en primer lugar no es cierto que la religión sea algo propio de una mente primitiva, poco racional y poco científica e inclinada a la intolerancia y al fundamentalismo y en segundo lugar, en una sociedad democrática y plural nadie se debe atribuir quién tiene protagonismo y quién no tiene en la vida pública".

Por ello, afirmó que "la religión no es una molestia pública, como el humo, que se tolera en privado, pero en público debe someterse a estrechas limitaciones".

Asimismo, declaró que "el ordenamiento civil, para que sea auténticamente democrático, necesita valores, y la religión fomenta e inspira valores idóneos para una convivencia pacífica y auténticamente humana".

Además, aseguró que "la Iglesia respeta la sana laicidad del Estado y la autonomía de las realidades terrenas" y añadió que "ser católico no es impedimento para ser un ciudadano democrático, es más, los elementos claves que sustentan las democracias modernas tienen su origen en el hecho cristiano".

Finalmente, recordó que "el cristianismo ha colaborado de muchas maneras en la formación de la cultura humana y por lo tanto no ha de sorprender que la laicidad, correctamente entendida, pueda y deba conjugarse con la cultura cristiana".