IGME propone parámetros para mapas de riesgos de inundación que consideren los sedimentos arrastrados por la corriente

Arroyo Grande de Villamanta (Madrid), en septiembre de 2023 tras el paso de una DANA.
Arroyo Grande de Villamanta (Madrid), en septiembre de 2023 tras el paso de una DANA. - IGME-CSIC
Publicado: lunes, 16 septiembre 2024 13:31

   MADRID, 16 Sep. (EUROPA PRESS) -

   Un equipo del Departamento de Riesgos Geológicos y Cambio Climático del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC), en colaboración con otras instituciones, han considerado "fundamental" incorporar el factor del transporte de los sedimentos a los mapas oficiales de peligrosidad por inundación fluvial.

   En su opinión, los daños producidos durante una riada no se deben en numerosas ocasiones a la profundidad o al tiempo de sumersión en el agua, sino al impacto de elementos en flotación (madera y restos vegetales, vehículos, contenedores, mobiliario urbano...) y a los que van en suspensión o arrastrándose por el lecho (arcillas, limos, arenas, gravas, cantos y bloques), que generan grandes masas de barro y que proceden de sedimentos naturales. El informe sugiere que los cauces de montaña son más sensibles a estos transportes repentinos de barro, si bien los impactos se dan en todo el país.

   "Es importante que en los estudios de inundabilidad de una población o en los mapas de riesgo para las márgenes y riberas se tengan en cuenta cuánto sedimento y de que tipo será capaz ese río de erosionar, transportar y depositar", ha destacado el equipo del IGME. En este sentido, el organismo ha recordado que el próximo diciembre acaba el plazo para presentar los resultados de la tercera revisión de los mapas de riesgos de inundaciones de las diferentes demarcaciones hidrográficas, tal como marca la Directiva de Inundaciones de 2007 de la Unión Europea (UE).

   Por otro lado, el estudio también ha detallado que las riadas con barro están aumentando en toda España por el cambio climático, que está incrementando el número de DANAs que afectan a todo el territorio nacional, y por las modificaciones en el uso de suelos, como la roturación de los suelos para actividades agrícolas, que los remueve, y la construcción de urbanizaciones, que los impermeabilizan en zonas de cabecera.

   La investigación, publicada recientemente en la revista Geomorphology, se ha basado en el análisis de más de un centenar de trabajos científicos y técnicos. Según ha informado el IGME, ha estado financiada por el Ministerio de Ciencia, Innovación y Universidades, y el Ministerio de Transición Ecológica y Reto Demográfico (MITECO).

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