El pontífice llega en silla de ruedas a la basílica de Santa Sabina y no participa en la procesión penitencial celebrada antes de la misa
ROMA, 14 Feb. (EUROPA PRESS) -
El Papa ha lamentado en la misa del Miércoles de Ceniza, que marca para los católicos el inicio de la Cuaresma, un mundo que a menudo vive "en la superficie", donde lo importante es hacerse "notar" y en el que hasta las "experiencias más dolorosas" se exponen en las redes sociales.
"Hasta las experiencias más trágicas y dolorosas corren el riesgo de no tener un lugar secreto que las custodie: todo debe ser expuesto, ostentado, entregado al parloteo del momento", ha lamentado el pontífice, que ha llegado en silla de ruedas a la basílica de Santa Sabina de Roma, donde se encuentra la sede de la orden dominica, situada en el Aventino, una de las siete colinas de Roma y cerca de los cuarteles generales de los Caballeros de Malta.
Francisco --que arrastra varios problemas de movilidad-- no ha participado en la procesión penitencial que ha tenido lugar antes de la misa. Se trata una tradición iniciada por el Papa Gregorio Magno poco después de que se construyera la basílica de Santa Sabina en el año 422.
Durante su homilía, el Papa ha lamentado que las personas necesiten siempre ser "admiradas" por lo que ha pedido que en Cuaresma se deje de lado "la máscara de las apariencias" y la "luz artificial" para así mirar en el interior: "Entonces podrás descubrir la presencia de un Dios que te ama desde siempre", ha afirmado.
"Sin darnos cuenta, nos encontramos sin contar más con un lugar secreto donde detenernos y custodiarnos a nosotros mismos, inmersos en un mundo en el que todo, incluso nuestras emociones y sentimientos más íntimos, debe volverse "social" pero, ¿cómo puede ser social lo que no brota del corazón?", se ha preguntado el Papa.
Así, ha prevenido frente a las "armaduras que cubren el corazón" y ha instado a hacerlas "añicos" para poder sentirse "amado con un amor eterno". "Se trata de un viaje desde el exterior al interior, para que todo lo que vivamos, incluso nuestra relación con Dios, no se reduzca a la exterioridad, a un marco sin pintura, a un revestimiento del alma, sino que nazca desde dentro y se corresponda con los movimientos del corazón", ha indicado en su alocución.
En este sentido, ha explicado que la Cuaresma sumerge entonces en un "baño de purificación y de despojamiento" que retira todo el "maquillaje". "Volver al corazón significa volver a nuestro verdadero yo y presentarlo tal como es, desnudo y despojado, frente a Dios. Significa mirarnos por dentro y tomar conciencia de quiénes somos realmente, quitándonos las máscaras que a menudo usamos, disminuyendo el ritmo de nuestro frenesí, abrazando la verdad de nosotros mismos", ha incidido.
Del mismo modo ha asegurado que la vida "no es una actuación". "La cuaresma nos invita a bajar del escenario de la ficción para volver al corazón, a la verdad de lo que somos", ha relatado. Además, para el Papa, "la limosna, la oración y el ayuno no pueden reducirse a prácticas exteriores, sino que son caminos que nos reconducen al corazón, a lo esencial de la vida cristiana".
Por último, ha pedido que durante la Cuaresma se deje espacio "para la oración silenciosa de adoración". "Prestemos el oído de nuestro corazón a Aquel que, en el silencio, quiere decirnos: Soy tu Dios, el Dios de la misericordia y la compasión, el Dios del perdón y del amor, el Dios de la ternura y la solicitud. [...] No te juzgues. No te condenes. No te rechaces. Deja que mi amor llegue a los rincones más escondidos de tu corazón y te revele tu propia belleza", ha concluído.
