La película 'La Isla de los monjes' narra el cambio de ocho religiosos que se mudan tras vender su monasterio en Holanda

Película 'La Isla de los monjes'
BOSCO FILMS
Actualizado: jueves, 7 diciembre 2017 12:29

MADRID, 7 Dic. (EUROPA PRESS) -

La directora de cine holandesa Anne Christine Girardot narra en la película 'La Isla de los Monjes', que se estrena en los cines españoles este viernes 8 de diciembre, el proceso de cambio de ocho monjes cistercienses de Holanda que tienen que vender su monasterio, en el que un día llegaron a vivir 120, y dejar por un tiempo la clausura para buscar un lugar donde comenzar de nuevo, un "problema" que está afectando a "muchos" monasterios de Holanda.

Los religiosos habían tomado la decisión de mudarse debido a los elevados costes de mantener un monasterio con capacidad para más de un centenar de monjes pero habitado solo por ocho. "Muchísimos monasterios en Holanda están afrontando el mismo problema", reconoce Girardot en una entrevista con Europa Press, al tiempo que señala que es una decisión "muy difícil de tomar" porque no solo tiene que ver con la vida que tienen ellos en ese momento sino con la historia que queda entre esas paredes.

La idea de llevar a la gran pantalla la historia de estos monjes surgió después de muchos paseos de Girardot con su mascota por los jardines exteriores del monasterio. "El monasterio de Sion está cerca de mi casa, lo conocía de ir caminando con mi perro", explica. Además, cuenta que hace más de seis años ya había querido contar la historia de una tía suya que era monja carmelita en los Alpes y que después de 45 años tuvo que abandonarlo por motivos de salud.

En aquel momento, la directora de cine no pudo llevar a la práctica su idea porque el convento en el que vivía su tía era "muy estricto". Por ello, cuando se enteró de la historia de los monjes de Sion, pensó: "Es increíble, es como una señal del cielo, tengo que preguntarles si me dejarían seguir su historia".

Los monjes le dieron su permiso, a pesar de que algunas partes del monasterio fueran de clausura y a pesar de que Girardot fuera una mujer, un hecho que podría haber sido un inconveniente a priori ya que, por tradición durante siglos, no le está permitido a las mujeres el acceso al interior de la clausura de los monjes.

"Me acuerdo de la primera vez que me invitaron a entrar al comedor. Pasé esa frontera de la clausura y sentí que no tenía que estar allí. Me sentí muy impresionada por el lugar hermoso y por el silencio y por la historia, casi puedes oír las oraciones de los monjes de hace más de un siglo", asegura.

Durante 22 meses, Girardot se mantuvo en permanente contacto con los monjes de Sion, preguntándoles por email o por teléfono sobre la mudanza, la autorización para vender el monasterio y acerca de si ya tenían un lugar para trasladarse. También acudió a grabar regularmente para que se acostumbraran a su presencia y, a veces, iba sin cámara, solo "para sentir su vida de oración, su vida común y corriente".

La película muestra desde los últimos días de los monjes en el monasterio de Sion hasta los primeros en su nueva casa provisional, ubicada en una isla en el norte de Holanda que lleva su nombre, Schiermonnikoog (Isla de los monjes grises), y donde tendrán que enfrentarse al mundo fuera de la clausura, desde ir al supermercado hasta comprar un billete de autobús.

UNA VIDA ESTRICTA Y CON MUCHO SILENCIO

La directora de cine cuenta que lo que más le sorprendió de los días que convivió con los monjes fue "la estrictez" y "tantas horas de silencio, centradas en la búsqueda de Dios". Girardot ya sabía que existía este tipo de vida por su tía, pero comprobó que estas personas, que son "seres humanos, no extraterrestres", tienen que tener "una vocación muy especial para aguantar una vida así". Precisamente, los monjes cuentan en la película cómo, en el pasado, "algunos entraron y se fueron".

Si bien, Girardot explica que los monjes "no tratan de hacer que su vida sea distinta para tener más vocaciones". "Dicen: 'Si no es una vida que le va a la gente, no tienen que entrar; no vamos a hacerla más confortable, con menos oración, menos horas en la noche, por ejemplo, para que entre la gente'", subraya.

En este sentido, añade que "tienen confianza en que habrá nuevos monjes y si no, es porque ese tipo de vida tiene que desaparecer" o porque "tomará nuevas formas", tal y como le dijo uno de los religiosos.

En cualquier caso, Girardot cree que no están muy preocupados porque consideran que este tipo de vida puede seguir llamando la atención de algunas personas, como lo hizo con ellos mismos: uno cuenta que en su juventud era punki; otro, que colgó los hábitos durante un tiempo por una mujer; y otro, que entró al monasterio buscando solo una vida saludable.

"La secularización en Holanda es muy avanzada, en España creo que también pero en Holanda es peor aún, hay muy poca gente en las iglesias y en los conventos", explica Girardot, que achaca esta situación al hecho de que "en este tiempo se quiere tener el control sobre todo y la fe es el movimiento opuesto" pues supone "poner la vida en manos de Dios".

La Isla de los Monjes ganó el premio al mejor Documental en los Festivales Internacionales de Dakha (Bangladesh); el Religión Today (Turín) y fue nominado en la misma categoría en el Festival de París y el Nothem Film Festival de Holanda.

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