Premios.-Kadaré cree que la popularidad del Quijote en la Albania comunista demuestra la independencia de la literatura

Señala que el mundo real muchas veces trata de destruir el arte, mientras que el arte pugna por tornar al mundo más bello y habitable

Europa Press Sociedad
Actualizado: viernes, 23 octubre 2009 21:05

OVIEDO, 23 Oct. (EUROPA PRESS) -

El escritor albanés Ismail Kadaré, reconocido con el premio Príncipe de Asturias de las Letras 2009, señaló hoy durante su discurso en la ceremonia de entrega del galardón el ejemplo de la popularidad del Quijote de Miguel de Cervantes en el régimen comunista albanés, como ejemplo de independencia de la literatura y el arte frente al mundo real, con el que se encuentra en permanente conflicto, según el literato.

Kadaré dedicó su intervención a reforzar esta idea de dependencia, así como a señalar la resistencia de la literatura y el arte en general, ante las "armas" del mundo real en su contra, como son la "censura, las doctrinas y las cárceles", aspectos que él conoció muy de cerca, cuando vivía bajo el régimen prosoviético albanés.

"Albania, mi país, y el vuestro, España", explicó el escritor, "excepto una breve amistad en el siglo XV, no tuvieron nunca la menor relación. Aunque la ruptura completa se produjo el siglo pasado, cuando mi país comunista cortó todo vínculo con España". Sin embargo, explicó que se dio "un milagro". "Cuando entre mi país y España no iba ni venía nadie, un caballero solitario, despreciando las leyes del mundo, cruzaba cuantas veces se le antojaba la frontera infranqueable. Ya imaginaréis a quien me refiero: a Don Quijote".

"Fue el único al que no consiguió detener aquel régimen comunista, para el que la cosa más fácil del mundo era precisamente detener, prohibir. Don Quijote, ya como libro ya como personaje vivo, era tan popular en Albania como si lo hubiera engendrado ella misma", recordó.

Este detalle es, en su opinión, un ejemplo de "la independencia literaria". "Don Quijote traspasaba la frontera albanesa porque era, entre otras cosas, independiente. Cuando un escritor albanés, por una obra escrita principalmente en un territorio y un tiempo comunistas, viene a recoger un premio de un reino occidental, eso sucede porque la literatura es, por su propia naturaleza, independiente".

Destacó así la importancia de "comprender que la no dependencia del arte no es cuestión de lujo, un deseo de perfeccionar el arte mismo. Es un condicionante objetivo, es decir obligado. De lo contrario, ese universo paralelo no se sostendría en pie".

Desde la óptica del galardonado, aceptamos el arte y la literatura "como un mundo paralelo referencial pero, cuando llega la hora de alcanzar una visión completa de ella, a nuestra mente estrecha, conformista, se le plantean problemas para aceptar el paralelismo, la verdadera independencia por tanto".

CONFLICTO ENTRE EL ARTE Y LA VIDA

Para Kadaré, "no puede descartarse que el arte mantenga vínculos con la vida, aunque sólo parcialmente", y "una vez que aceptamos que el de la literatura y las artes es un mundo paralelo, referencial, ya hemos admitido también que es un mundo rival. Y en consecuencia, habremos de admitir que entre esos dos mundos, el de la vida y el del arte, habrá conflicto".

"El mundo real", prosigue, "posee sus propias armas contra el arte en ese enfrentamiento: la censura, las doctrinas, las cárceles". "Así como también el arte dispone de sus medios, sus fortalezas, sus herramientas, en fin sus armas, la mayor parte secretas", añadió.

Desde su punto de vista, "la independencia de la literatura y del arte se torna cada vez más difícil", pero "nosotros los escritores estamos convencidos de que el arte no alzará nunca la bandera de la capitulación", recalcó.

A juicio del escritor albanés, "existen muchas diferencias entre ellos, pero hay una de dimensión colosal que se sitúa por encima de todas las demás: mientras que, en su conflicto con el arte, el mundo real llega a tal extremo de furor como para precipitarse a destruirlo, en ningún caso, lo repito, en ningún caso la literatura y el arte atacan al mundo real con intención de dañarlo, sino que, por el contrario, pugnan por tornarlo más bello, más habitable". "Esa diferencia no viene a constituir sino la más sublime confirmación de la verdadera independencia del arte", concluyó.

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