Rector de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz de Roma, Luis Navarro
EUROPA PRESS
Actualizado: jueves, 15 junio 2017 18:41

MADRID, 15 Jun. (EUROPA PRESS) -

El rector de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz de Roma, Luis Navarro, ha asegurado que la completa formación de los seminaristas es "esencial", así como su selección, y que es mejor una parroquia "descubierta", es decir, con pocos sacerdotes, que una con candidatos que no son idóneos.

"Un obispo me confiaba que en su nueva diócesis tenía pocos sacerdotes y algunos seminaristas no eran idóneos. Si no les ordeno, no tendré sacerdotes para todas las parroquias. ¿Qué hago? Mi respuesta fue: es mejor tener parroquias descubiertas que cubrirlas mal. Esos candidatos no idóneos son una bomba que explotará y hará muchísimo daño", ha indicado Navarro en una entrevista concedida a Europa Press, con motivo de su visita a Madrid esta semana.

El rector pronunciará este viernes 16 de junio en el Hotel Miguel Ángel de Madrid una conferencia en un acto organizado por el Centro Académico Romano Fundación (CARF), que ayuda a la formación de más de mil sacerdotes y seminaristas cada año académico.

Navarro reconoce que siempre existe "el peligro" de no hacer una selección suficientemente cuidada de los sacerdotes pero advierte de que es muy importante porque en el momento actual, "la credibilidad de la Iglesia depende en gran parte de su capacidad de discernimiento de los candidatos".

En concreto, sobre los casos de abusos por parte de sacerdotes, el rector asegura que es "un punto doloroso" porque es "terrible" que "quien debe conducir hacia Dios" se erija en un "instrumento del diablo".

Por ello, opina que la petición de perdón por los abusos cometidos en el seno de la Iglesia debe ir acompañada por "medidas concretas que mejoren las selección de los candidatos y de una mayor concienciación de la responsabilidad de cada candidato, de los formadores y del obispo que ordena".

En este sentido, señala que en la actualidad, en la formación de los seminaristas se insiste mucho en la madurez afectiva del candidato al sacerdocio, que comporta un conocimiento profundo de su persona y también de su dimensión sexual.

Navarro reconoce que no todos los hombres están llamados a ser sacerdotes y, por ello, aconseja que "si uno después de haber orado, de haber luchado por superar las dificultades, de haber examinado las motivaciones que le han llevado a entrar en el Seminario, se da cuenta de que eso no es lo suyo, lo mejor que puede hacer es salir del seminario". En todo caso, precisa que esto no es óbice para ser santo en la familia, en el trabajo o la vida diaria.

Además, insiste en que cuando los formadores del seminario y el director espiritual del candidato ven que no es idóneo para el sacerdocio, "tienen la obligación grave de advertirlo y disuadirlo de seguir ese camino". Para ayudar en este discernimiento, recomienda el uso de la ciencia psicológica a través de test o de entrevistas, tal y como señala el documento del Vaticano Ratio Fundamentalis Institutionis Sacerdotalis.

Por otro lado, Navarro apunta que para una buena formación de los seminaristas y de los sacerdotes son necesarios medios humanos y económicos. Atendiendo a estos recursos, reconoce que en los cinco continentes hay centros de estudios superiores muy preparados pero, al mismo tiempo, hay otros en los que los profesores son pocos y están sobrecargados y escasean medios materiales como libros o aulas.

En el caso de España, el rector de la Universidad Pontificia de la Santa Cruz de Roma valora como "alto" el nivel general de formación, basándose en la observación de los sacerdotes españoles que se trasladan a Roma para hacer estudios de Licenciatura y de Doctorado en las Universidades Pontificias. "Puedo decir que el nivel general es alto y que las diferencias que se perciben dependerá de la calidad de cada centro", destaca.

Acerca del perfil que debe tener un buen sacerdote, Navarro subraya que ha de ser "abierto, acogedor, dotado de ciencia para poder aconsejar, de una especial madurez y prudencia, pues cada alma es sagrada y merece un gran respeto", pero sobre todo, "un hombre de Dios, que reza".

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