MADRID 7 Mar. (EUROPA PRESS) -
Un total de 116 personas han perdido la vida entre noviembre de 2024 y febrero de 2025 como resultado de incendio o explosión. Del total de víctimas, 85 se han producido en viviendas La mayoría de las muertes se ha registrado en diciembre, convirtiéndose en el mes con más víctimas mortales desde 2014.
Estos datos han sido avanzados este viernes por Fundación Mapfre y la Asociación Profesional de Técnicos de Bomberos (APTB) durante la presentación del informe '112 Recomendaciones. Apuntes para un libro blanco de la prevención de incendios y sus consecuencias'.
Del total de fallecidos el 55% de las víctimas mortales eran mayores de 65 años, siete de cada diez falleció por inhalación de humos y más de la mitad, durante las horas nocturnas. Andalucía, con 28 muertes, ha sido la región con mayor número de víctimas mortales en este periodo de tiempo. El siniestro más grave del invierno se cobró la vida de 10 personas en una residencia de mayores en Zaragoza el pasado 15 de noviembre de 2024.
Durante la presentación, el director de Prevención y Seguridad Vial de Fundación MAPFRE, Jesús Monclús, ha destacado que "las víctimas mortales de incendios están repuntando como resultado del aumento de las personas que viven solas y de la demanda de electricidad en los hogares". En su opinión, "la mayoría de los incendios son totalmente evitables porque se conoce el origen y cómo prevenirlo; es preciso hacer mucho más y mejor".
En esta línea, también se ha referido Carlos García Touriñán, presidente de la APTB, quien ha señalado que "el informe pone sobre la mesa medidas concretas, que se corresponden con cada persona fallecida, familia destrozada y grave situación socioeconómica que dejan los fuegos para muchas personas que se quedan sin hogar o empleo".
Además de Fundación MAPFRE y la APTB, en dicho informe han participado numerosos especialistas, entre bomberos, ingenieros y arquitectos, de más de una decena de entidades como la Asociación Española de Sociedades de Protección contra Incendios (Tecnifuego), la Asociación Profesional de Ingeniería de Protección contra Incendios (APICI), Bomberos del Ayuntamiento y de la Comunidad de Madrid, Bomberos de Barcelona y de la Generalitat de Cataluña, el Colegio Oficial de Graduados e Ingenieros Técnicos Industriales de Madrid y la Fundación Fuego, entre otras, quienes a lo largo de 2024 se han reunido para elaborar un documento con retos y propuestas que permitan avanzar en la prevención de incendios.
SOBRECARGAS ELÉCTRICAS
Los expertos subrayan que los nuevos estilos de vida tienen como resultado nuevos riesgos en el hogar. Así, han llamado la atención sobre la proliferación de dispositivos electrónicos, que ha aumentado "significativamente la demanda de energía en los hogares y que ha incrementado el riesgo de sobrecargas eléctricas y cortocircuitos", así como la utilización de estufas de leña y braseros, y materiales decorativos, como resinas, que incrementan el riesgo de propagación del fuego. También apunta a que desde hace años los balcones y terrazas de las casas incorporan cada vez más mobiliario, iluminación eléctrica, jardines y muebles, lo que aumenta la carga de fuego en las fachadas de los edificios y los riesgos que conlleva para la seguridad.
El informe incorpora una lista de 112 recomendaciones (que corresponde con el número telefónico de emergencia en Europa) en ámbitos como la seguridad frente a incendios en el hogar y en edificios de uso hospitalario y asistencial, entre otros, y en este sentido señala como "imprescindible" el hecho de impulsar una estrategia nacional de prevención de incendios y sus consecuencias que contemple la seguridad contra incendios como un derecho universal básico.
Los expertos hacen hincapié, por ejemplo, en impulsar la instalación de detectores de humos en las viviendas, que pueden reducir las víctimas hasta en un 55%; uso de rociadores en los edificios altos, que disminuyen hasta un 87% el número de víctimas y daños; y utilización de extintores, los elementos de protección contra incendios más conocidos y extendidos en España, pero que pocas personas saben utilizar.
La investigación también hace referencia a la responsabilidad de las comunidades de vecinos, para que conozcan las características de los edificios en los que viven --vías de evacuación, tipo de fachada y materiales constructivos, entre otros--, estén informados de las mejoras y actualizaciones necesarias o altamente recomendables, como las revisiones periódicas de las instalaciones eléctricas domésticas, y se aseguren de saber si cumplen con la normativa vigente de seguridad en caso de incendio.
En esta línea, el documento hace referencia, además, a la necesidad de que las inspecciones técnicas (ITE) y los informes de evaluación de edificios (IEE) incluyan la realización de análisis periódicos en materia de protección pasiva de edificios y pone de manifiesto la importancia de impulsar la formación sobre prevención de incendios durante la etapa escolar.