Mi viaje a Israel con el Papa

Reunión entre el Papa y Simon Peres
EUROPA PRESS
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Actualizado: viernes, 30 mayo 2014 15:15

MADRID, 30 May. (Laura Ramírez, redactora de Religión de Europa Press) -

Dicen que las palabras se las lleva el viento. Quizá por este motivo, el Papa Francisco repitió insistentemente aquellas que quería dejar grabadas en el corazón y la mente de la población de Tierra Santa, esa tierra donde Jesús nació, creció y murió, esa misma tierra que hoy se encuentra sumida en un conflicto que dura años y a la que Bergoglio viajó el pasado fin de semana con motivo del 50 aniversario del encuentro entre el Papa Pablo VI y el Patriarca Atenágoras.

A su paso por Jordania, territorio palestino e Israel, el Pontífice repitió nada menos que 73 veces la palabra 'paz' y otras 14 veces 'diálogo', siendo ecuánime y coherente con frases como la que pronunció en su discurso en el Aeropuerto Ben Gurion, en Tel Aviv: "Que sea universalmente reconocido que el Estado de Israel tiene derecho a existir y a gozar de paz y seguridad dentro de unas fronteras internacionalmente reconocidas.

Que se reconozca igualmente que el pueblo palestino tiene derecho a una patria soberana, a vivir con dignidad y a desplazarse libremente. Que la 'solución de los dos Estados' se convierta en una realidad y no se quede en un sueño".

El Papa pidió a ambas partes que cedieran cosas en la negociación para alcanzar la paz y se mostró coherente con la posición de la Santa Sede que reconoció Palestina como estado no miembro de la ONU. Vamos, que se mojó, al menos, esa es la impresión que quedó entre algunos compañeros de viaje.

FOTO 1 (JERUSALÉN BANDERA VATICANO)

Como periodista, tuve la oportunidad de viajar a Israel gracias a la organización sin ánimo de lucro Fuente Latina --que informa a los periodistas de habla hispana de lo que ocurre en Oriente Medio-- y como redactora de información religiosa fue un privilegio poder conocer esa mezcla de culturas y de religiones que se hacían especialmente presentes en la ciudad vieja de Jerusalén.

La ciudad 'tres veces santa' es para los judíos la encarnación del antiguo Israel, escenario de la gloria del rey David; para los cristianos, la ciudad donde Jesús pasó sus últimos días; y para los musulmanes, Al Quds (la sagrada), donde Mahoma empezó su vida mística y ascendió al cielo con su corcel.

Este crisol no solo se observa en los tres lugares sagrados para los fieles de las tres religiones monoteístas -el Muro de las Lamentaciones para los judíos (lo único que queda del antiguo Templo que fue destruido); la Iglesia del Santo Sepulcro para los cristianos (donde Jesús fue enterrado y resucitó); y la Cúpula de la Roca para los musulmanes, sino también en las calles de la ciudad vieja de Jerusalén donde pude charlar una tarde con Jek y Amnon, musulmán y judío respectivamente, sentados juntos a la entrada de una de las cientos de tiendas de la ciudad.

FOTO 2 (PREGUNTANDO A JEK Y AMNON)
Jek no esperaba con especial emoción al Papa ya que su visita del lunes a Jerusalén coincidía con una fiesta musulmana en la explanada de las Mezquitas, mientras que Amnon decía que Francisco le gustaba más que el Papa anterior, aunque como judío, aprovechando que hablaba con una española, mostraba su preocupación por los cerca de 18.000 tuits antisemitas publicados por españoles tras el partido de baloncesto de la Final Four entre el Real Madrid y el Maccabi de Tel Aviv, en el que este último se alzó con la victoria.

El viaje también me permitió conocer una ciudad despierta, llena de juventud, que quiere divertirse y que es emprendedora. El mercado Mahane Yehuda se transforma por la noche del jueves --su 'viernes' (ya que el viernes por la tarde empieza el Sabat y es día de descanso)-- en un lugar donde los grupos de amigos salen a tomar tapas -en las que no puede faltar el tomate cherry, creado en Israel, y el aceite de oliva-- y copas de vino autóctono. Mientras tanto, se ve a algún judío muy religioso haciendo las últimas compras del día en el puesto de fruta y verdura.

FOTO 3 (MERCADO DE NOCHE)
Pero los israelíes también son personas practicantes y, por ello, se ve a muchos hombres jóvenes paseando por la calle, yendo al trabajo o saliendo por la noche con la kippa y acudiendo al Muro de las Lamentaciones, al Kotel (que significa Muro en hebreo). Allí es patente que la fe se sigue transmitiendo de generación a generación.

El pasado sábado al anochecer cientos de grupos de judíos de todo el mundo bailaban en círculos, cantaban y se abrazaban ante el Muro Occidental, los hombres a un lado y las mujeres a otro, acercándose poco a poco al Muro para tocarlo y depositar alguna petición en las grietas o simplemente para rezar y alejándose hacia atrás sin apartar la vista del Muro.

Es curioso ver cómo desde la ciudad vieja hasta la explanada de las mezquitas, una pasarela colgante cruza la explanada del Muro de las Lamentaciones para que los fieles del Islam puedan llegar hasta su lugar de oración, hasta la otra cara del Muro.

FOTO 4 (MURO DE LAS LAMENTACIONES)
Y por fin llegaba el Papa a Tierra Santa, primero a Jordania, después a Belén y a Jerusalén, un viaje con una agenda muy apretada de la que el propio Papa no quiso que se eliminara ningún encuentro. El sábado visitó a los Reyes de Jordania, celebró una Misa en el Estadio de Amman y rezó en el Jordán, donde fue bautizado Jesús.

Por entonces, creo que el viaje del Papa pasaba un poco desapercibido en España teniendo en cuenta las dos noticias de ese fin de semana: la Chmpions Leage que se disputaba entre el Real Madrid y el Atlético de Madrid y las elecciones europeas.

Pero los periodistas que estabamos cubriendo la visita del Pontífice a Tierra Santa tampoco nos quedamos al margen de estos acontecimientos, al menos del primero de ellos, pues el Club de Prensa de Jerusalén y Fuente Latina tuvieron a bien organizar un cocktail -al que asistieron personalidades como Abraham Skorka, el alcalde de Jerusalén y el embajador de República Dominicana y el Caribe en Israel-- e instalar una pantalla gigante para seguir el partido.

Precisamente, Skorka, amigo del Papa, comentaba a mi compañera argentina de Infobae, Fernanda Kobelinsky, que indudablemente al día siguiente hablaría de fútbol con Francisco, pues daba la casualidad de que en Argentina se disputaba la 'Superfinal' entre el equipo del rabino, el River, y el equipo de Francisco, el San Lorenzo.

Preguntado por qué jugador sería el Papa, Skorka decía que le gustaría decir 'Messi'. Todavía no se sabía quién de los dos amigos cantaría victoria futbolísticamente hablando, pero lo que ya sabía Skorka de antemano es que los dos celebrarían juntos que sus sueños de paz se tornen realidad.

FOTO 5 (SKORKA EN EL COCKTAIL)
El domingo, el Pontífice llegaba a territorio palestino, concretamente a Belén para encontrarse con el presidente de la Autoridad Nacional Palestina, Mahmud Abbas, y para celebrar una Misa en la Plaza del Pesebre de Belén a la que asistieron cerca de 10.000 personas.

El acceso como periodistas estaba completo, así que junto a dos compañeras de profesión, María Royo y Fernanda Kobelinsky, conseguí llegar a Belén en un autobús como peregrina con unas invitaciones de los frailes franciscanos de Jerusalén.

Cruzamos el 'check point' que separa Jerusalén de Belén -'muro de la segregación o de la vergüenza' para los palestinos y 'valla de seguridad' para los israelíes-- y accedimos con nuestras invitaciones a la Plaza que a las 8,00 horas, a falta de tres horas para la llegada de Francisco, ya estaba llena de fieles.

Dos banderas gigantes, una del Vaticano y otra palestina colgaban en la fachada del Ayuntamiento así como a los lados del altar. También se repartían banderines con los colores palestinos y los de la Santa Sede.