Poniendo una 'pica en Flandes'

Casas gremiales en Brujas
Foto: FRANCISCO J.BAEZA
Casas gremiales en Gante Ayuntamiento de Amberes Catedral de Amberes Academia de Amberes Burg en Brujas Grote Mark Ayuntamiento y Catedral de Lovaina Minewater y Beaterio Brujas
Actualizado: martes, 17 diciembre 2013 21:52

Por Francisco J. Baeza

   El dulce del chocolate, el sabor de las mejores cervezas, todo ello aderezado por su legado histórico (en muchos casos compartido con el español), son los ingredientes ideales que pueden encontrarse en la región belga de Flandes.

   Limitada al norte y al este con Holanda, la región deja claro que 'poner una pica en Flandes' ya no es algo tan complicado como quería definir en sus orígenes la frase. Así, si uno busca una inmersión en el mundo del chocolate --con un museo entero dedicado a este dulce en Brujas incluido--, o perderse en los cientos y cientos de referencias distintas de cervezas, Flandes es el lugar.

   Brujas, situada en el noroeste de Bélgica, es el inicio perfecto para esta inmersión en ciudades de cuento. Y es que si hay un claro ejemplo de ciudad medieval con encanto ese es el de la conocida como la 'Venecia del Norte'. Declarada 'Patrimonio de la Humanidad', la ciudad es una muestra de como vivir con un pie en la Edad Media y el otro bien anclado en el presente.

   Sus casas del siglo XV y XVI con sus coloreadas fachadas son el marco ideal para perderse en un viaje al pasado. Todo ello enmarcado en esos canales que suponen la auténtica savia de la urbe y que adornan de mayor encanto aún las casas, puentes y jardines de la ciudad vistos desde el agua (imprescindible por tanto un paseo en barco).

   El Markt (Plaza del Mercado) es el corazón de Brujas, con sus coloridas casas de los gremios, y además ofrece otra panorámica de la ciudad a vista de pájaro desde los 83 metros de su torre del Belfort, una de las señas de identidad de la ciudad.

   Tampoco puede uno dejar de detenerse en la Iglesia de Nuestra Señora, cuya torre es la segunda más alta del mundo construida en ladrillo y donde en su interior se puede contemplar la escultura en mármol blanco de 'La Virgen con el Niño', una de las pocas obras del genio Miguel Ángel que están fuera de Italia. Además, de visita obligada en el mismo escenario son las tumbas de Maria de Borgoña y de su padre, Carlos, el Temerario, bisabuelo del futuro emperador Carlos.

   Otra de las plazas espléndidas de Brujas es la del Burg, que alberga el Ayuntamiento de la ciudad desde hace más de 600 años y es uno de los más antiguos de los Países Bajos y la Basílica de la Santa Sangre, donde se veneran tres gotas de sangre de Cristo. Además, al lado de la plaza actualmente se encuentra el hotel Crown Plaza, situado en el antiguo sitio de la catedral de San Donaciano, cuyos cimientos son visibles entrando a la planta baja del hotel.

   No puede uno irse de la ciudad sin pasear por el Minnewater (Lago del Amor), en las proximidades de la estación, en un momento para el romanticismo con sus jardines, cisnes y patos conviviendo entre los turistas, ni pasear por el Beateario donde, justamente al lado, se puede disfrutar del silencio y del recogimiento. Unos paseos que deberán ser aderezados por un buen chocolate o degustando uno de los gofres que se ofrecen al viajero.

GANTE, LA CUNA DE CARLOS I.

   Para proseguir el recorrido por Flandes, Gante es el destino ideal. Situada entre la confluencia de los ríos Escalda y Lys, la ciudad natal del rey español Carlos I tuvo un pasado de gran esplendor impulsado por su importancia comercial que le llevó a rivalizar con la mismísima París como principal metrópoli europea. Lejos de esos mejores tiempos, Gante ha sabido adaptarse a la perfección a la actualidad y supone todo un museo al aire libre. Y es que es difícil encontrar un lugar con más monumentos y edificios históricos tan cercanos como en el casco antiguo de esta ciudad. Gante es un cóctel donde cabe de todo y bien.

   Obligada es la foto desde el puente de San Miguel, desde el que se admira la famosa línea de torres: El Campanario Municipal, la Catedral de San Bavón y la Iglesia de San Nicolás. El Campanario Municipal es el orgullo símbolo del sentido de la independencia gantés, y desde los 95 metros de altura de su torre un dragón vela por la ciudad desde 1380. Por su parte, la Catedral de San Bavón atesora en su interior la mayor joya de Gante, 'La adoración del Cordero Místico'.

   El extraordinario políptico de los hermanos Van Eyck, una obra maestra de la pintura medieval, sobrevivió a los iconoclastas, fue exigido por Napoleón y llevado a París de donde salvó de ser quemado, y requisado por la Alemania de Adolf Hitler, que veía en él poderes oscuros. Finalmente, la Iglesia de San Nicolás, que ha sobrevivido a dos incendios, ofrece un bello ejemplo del gótico.

   Pero no se puede ir uno sin alejarse del centro de la ciudad, cruzando el puente de los Decapitados, para visitar el Castillo de los Condes, una fortaleza con sus mazmorras y un museo de instrumentos de tortura que permite desde sus torres una vista de la ciudad desde diferentes ángulos.

LOVAINA, TRADICIÓN CERVECERA.

   Este paseo por la región de Flandes se puede coronar con Lovaina y Amberes, dos ciudades completamente distintas, pero con mucho encanto. Lovaina, la capital de la provincia de Brabante Flamenco, es la ciudad universitaria por excelencia, de lo que da muestra su ambiente juvenil.

   Merece la pena no perderse Stadhuis (Ayuntamiento), una obra maestra del gótico brabantino, así como las iglesias de San Miguel y San Pedro y el Gran Beaterio, uno de los más impresionantes de Flandes, con seis hectáreas de superficie, y que actualmente se utiliza como residencia de estudiantes.

   Pero Leuven también destaca por su tradición cervecera, donde se podrá degustar una Stella Artois, la cerveza del lugar, o visitar las fábricas de Inbev o Domus, una cervecería artesana. Por ello, lugar ideal para una parada en sus decenas de cafés o en las terrazas del Oude Mark, conocida como la 'barra de bar' más larga del mundo.

   El final a este viaje se puede poner en Amberes, una ciudad famosa por ser el Centro Mundial del Diamante pero también por su moda, con su Academia, la más antigua de los Países Bajos, que está de celebración ya que en  2013 conmemora su 350 aniversario.

   Un paseo por sus calles para dejarse engatusar por los escaparates de las marcas más exclusivas a los innovadores muestrarios de los 'afortunados' que han podido estudiar en sus aulas.

   En las cercanías a su Grote Markt, una joya con sus edificios gremiales de los siglos XVI y XVII y su Ayuntamiento, figuran entre los lugares más bonitos de la ciudad. No se puede obviar su catedral, donde se pueden admirar obrar de Rubens. Y es que decir Amberes también es decir Pieter Paul Rubens. Aunque el pintor nació en Alemania, gran parte de su vida la pasó en Amberes, ciudad de procedencia de sus padres. Allí está su casa-taller, hoy convertida en un museo.

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