Actualizado 17/09/2009 23:13

Cuatro emite 'Infierno Guantánamo'


MADRID, 17 Sep. (OTR/PRESS) -

Durante años, un número indeterminado de presos, sospechosos de estar vinculados a Al Qaeda y a los talibanes, fueron recluidos en la prisión de Guantánamo. Este lugar se convirtió con el paso del tiempo en un limbo legal, donde podían ser retenidos sin pruebas, torturados e interrogados sin ninguna de las garantías que establecen las leyes internacionales. El periodista Jon Sistiaga viaja hasta Guantánamo para hablar con carceleros y guardias, y para intentar retratar la miserable vida diaria de los presos. Cuatro emite 'Infierno Guantánamo', un especial de Noticias Cuatro este viernes, a partir de las 23.20 horas.

En Guantánamo todo está pensado para ir robando, poco a poco, la dignidad de cualquier preso. En la biblioteca de la cárcel insisten que a los reos les encanta leer Harry Potter, pero que no les dan ningún texto legal o sobre derechos humanos para que no puedan utilizarlos a su favor. En la cocina dicen que les preparan seis menús diferentes, pero al final, como dicen muchos ex presos, nadie evita que el guardián de turno escupa en el plato. El coronel Vargo, encargado de interrogar a los detenidos ironiza ante la cámara: "Pues claro que aquí no torturamos. No se por que se describe este sitio como una especie de Neverland, de país de nunca jamás".

Jon Sistiaga entra también en el conocido como Campo Rayos X, aquel lugar donde los presos llegaban vestidos con monos naranjas, y aislados sensorialmente con antifaces y orejeras. Ahora es un paraje abandonado lleno de ratas y serpientes, pero todavía, al pasear por esas celdas, se puede sentir esos sonidos del pasado en forma de gritos, humillaciones y torturas.

La censura militar ha sido implacable con el reportero, al que ha mutilado el 40% del material grabado. Por eso, en el reportaje se ofrecen testimonios de ex presos de Guantánamo y sus abogados grabados en lugares como Londres, Madrid o Washington que sirven para contrastar la versión amable que esa censura intenta dar de la prisión. Sin embargo, sí se escuchan los gritos desesperados de los reclusos del Campo Cinco, el de máxima seguridad, donde están los más duros o los más irreductibles. "Son unos mentirosos, no creas a los guardianes. Son torturadores", gritan a través de las pequeñas ventanas de sus celdas al periodista.