MADRID, 16 Sep. (EUROPA PRESS) -
Aunque sería imposible clasificar la estética general que ha dominado esta propuesta, sí que se puede decir que ha habido un claro protagonita: las lentejuelas. Pailletes en un gran abanico de colores y formas han cuajado faldas largas, vestidos y hasta leggings en un festival misceláneo y colorido.
Tejidos ligeros como el crêpe se mezclan con otros más potentes y armados como punto roma jugando con el mix de materiales para conseguir resultados asombrosos.
El contraste entre colores ha estado muy presente y sobre la pasarela se ha podido ver desde turquesa o rojo pasando por el marfil y el verde. El punto metálico y glitter ha venido de la mano, como no, de las pailletes, en especial en dorado o en azul.
Los pantalones pitillo o baggy han cobrado protagonismo en los conjuntos de dos piezas mientras que los leggings, cuajados de lentejuelas fluorescentes que simulaban figuras de Lego, han ido debajo de los vestido dando un cierto toque punk.
El juego de transparencias ha venido de la mano del quipur, que en ocasiones ha dejado muy poco lugar a la imaginación.
Su particular revisión naïf al estilo navy ha venido de la mano del print de corazones y anclas en dos tonos básicos: blanco y azul marino.
Los vestidos largos tenían un cierto toque helénico con amplios escotes, faldas plisadas y hombreras o cinturones dorados con forma de nudos marineros.
Los bolsos también han mirado hacia el mar optando por el asa de cadena dorada y cierre con forma de ancla en tono tabaco. Como calzado, sandalias en tejidos cómodos como la napa o el charol.
