Publicado 30/05/2015 11:07

Anna Caballé: "Las nuevas tecnologías permiten una exposición de la vida privada impensable hace solo 20 años"

La ganadora del Premio Manuel Alvar Anna Caballé
EUROPA PRESS/FUNDACIÓN LARA

Presenta 'Pasé la mañana escribiendo', un ensayo que reúne las voces principales del diarismo español, hasta ahora apenas estudiadas

SEVILLA, 30 May. (EUROPA PRESS) -

El ensayo 'Pasé la mañana escribiendo. Poéticas del diarismo español', de Anna Caballé, Premio Manuel Alvar de Estudios Humanísticos 2015, reúne las voces principales del diarismo español, hasta ahora dispersas y apenas estudiadas, conduciendo al lector desde sus orígenes entre los curtidores medievales hasta los diaristas contemporáneos, rescatando una valiosa e ignorada tradición y aportando un análisis de los conceptos imprescindibles para su estudio.

En una entrevista a Europa Press, Caballé ha explicado que su interés por la biografía y los diarios surge de la adolescencia y de una necesidad de acceder a otras experiencias de las que intuía que podía obtener mucho provecho. En este sentido, la autora califica como "deslumbrante" la lectura de la 'Memoria personal' de Gerald Brenan, que supuso "mi primer contacto como quien dice con un mundo bohemio y mucho más libre del que yo procedía", afirma.

Asimismo, y sobre el origen de este libro, señala que en un principio fue un proyecto de investigación de los llamados I+D+i pero como proyecto colectivo "no cuajó", así que después lo asumió en solitario. "Ha sido una forma de sintetizar lecturas de muchos años", destaca Caballé, quien señala que el estatuto del diario "es ambiguo". "No solo es un género literario, es una práctica, un hábito cultural para mucha gente que encuentra en la escritura privada un espacio confortable de realización personal".

En todo caso, precisa la también ganadora del Premio Gaziel de Biografías en 2010 por su trabajo 'Carmen Laforet. Una mujer en fuga', el diario "no ha merecido atención académica hasta fechas muy recientes". Así, explica que en la cultura española "ha costado mucho que las escrituras autobiográficas o biográficas ocuparan el espacio que merecen. Y el diario, de todas ellas, es la más particular porque su lectura requiere otros parámetros de los que estamos habituados. Un diario no es una novela y no puede esperarse que lo sea".

Asimismo, Caballé explica que en 'Pasé la mañana escribiendo' el elemento común es que se analiza el diarismo desde la perspectiva hispánica, porque todos los diarios de los que se habla "son españoles, escritos en catalán, en castellano, en vasco, en gallego, pero vinculados a una realidad histórico-política común". Y añade que aunque lo habitual cuando se habla de una posible tradición diarística es mencionar diarios pertenecientes a otras culturas, ella ha procurado "establecer las raíces del diarismo español".

"LOS DIARIOS DE MUJERES SON MÁS FRANCOS"

En cuanto a la diferencia entre los diarios escritos por mujeres y aquellos escritos por hombres, Caballé señala que los diarios de mujeres "son más francos, menos preocupados por el personaje que se acaba perfilando en sus páginas", toda vez que asegura que lo más importante para escribir un buen diario es "las ganas de llevarlo, por una parte, y estar abierto a la verdad sobre uno mismo".

Además, y en cuanto a las motivaciones como diarista, la autora señala que "hay quien se desahoga, quien quiere evitar que todo se pierda en el desagüe de la vida cotidiana, quien se perfila a sí mismo como una obra de arte, quien lo tiene como un espacio intelectual o creativo, quien combate la soledad o la insatisfacción o el duelo, etcétera".

La autora se ha pronunciado también sobre internet y las redes sociales, de las que dice "han transformado todas las formas de la comunicación" y el diario "no es insensible" a la mutación que se ha producido y la relación en las redes "cubre parte de la función de todo diario, que es dar consistencia a la propia identidad". "Qué recordar? Qué decir? Qué dejar que se vaya? Este es el material con el que trabaja cualquier diarista y ahora esta inquietud habita en internet", añade.

"La abundancia de papel hizo posible el diarismo en el siglo XVII y las nuevas tecnologías ahora hacen posible una exposición de la vida privada impensable hace solo veinte años", asegura Caballé, quien cree que "esta abrumadora exposición va a generar un repliegue, una necesidad de proteger la subjetividad ahora tantas veces abierta a los cuatro vientos".

"De los pergaminos medievales el diario ha ido evolucionando hasta llegar a la escritura digital, pero los problemas del ser humano siempre son los mismos. O mejor, a los de siempre hay que añadir la carga de la gestión de la propia imagen que ahora es el trabajo de todo el mundo, prácticamente. El diario es un espacio de libertad. En él quien escribe es dueño de su destino", concluye.