MÁLAGA 10 Jul. (EUROPA PRESS) -
El cirujano plástico que realizó la liposucción a la esposa del que fuera presidente de la República de Nigeria en 2005, acusado de homicidio imprudente, aseguró hoy que no hubo evidencia alguna de que hubiera problemas durante la intervención ni en el posoperatorio y señaló que todo discurrió "con normalidad" hasta la madrugada del día siguiente a la operación, momento en el que decidió trasladar a la paciente a otra clínica de Marbella (Málaga), donde falleció.
El juicio contra el especialista, para el que la Fiscalía pide dos años de prisión y cinco de inhabilitación, comenzó hoy en el Juzgado de lo Penal número 6 de Málaga. Los hechos tuvieron lugar en octubre de 2005 cuando, según el escrito inicial de la acusación, al que tuvo acceso Europa Press, durante la intervención el procesado, a pesar de haber hecho más de 300 liposucciones, "no controló correctamente la cánula" con la que extraía la grasa y le causó diversas incisiones.
El acusado, Antonio M., declaró que trabajaba para una clínica de Marbella y en agosto de dicho año se presentó la paciente para que se le hiciera una liposucción de abdomen, por lo que se le realizaron las pruebas preoperatorias necesarias que fueron "absolutamente aptas para la intervención". En este punto, dijo que a pesar de la edad de la mujer, 59 años, y de que tenía ocasionalmente asma, el riesgo para este tipo de operaciones se catalogó como "leve".
Además, indicó que la liposucción, que duró tres horas, se desarrolló "igual que otras que había hecho hasta ese funesto día y las que he hecho después". Aseguró, a preguntas de su abogado, que no tuvo consciencia de que se podría haber producido perforaciones "ni el aparato tampoco".
Señaló que la visitó dos veces el día de la operación. Esa noche no se quedó en la clínica, puesto que no había servicio de guardia, pero intentaron comunicar con él para decirle que la mujer drenaba mucho líquido, sin conseguirlo, aunque sí lograron hablar con otro doctor, que les indicó el tratamiento a seguir, según explicó. Al otro día, la vio dos veces por la mañana, dándole incluso el alta, porque "todo era absolutamente normal".
No obstante, la mujer decidió quedarse, por lo que por la tarde la volvió a visitar, estando aún "todo normal". Reconoció que tenía la tensión baja en algunos momentos, lo que "es habitual" tras este tipo de intervenciones y "no se puede identificar con shock", como sí indica el escrito provisional del fiscal. Además, dijo que, a pesar de que a las diez de la noche no vio en la paciente anomalía cardiopulmonar alguna ni dolor en la oscultación del abdomen, decidió quedarse en la clínica.
Cuando la volvió a visitar, sobre las doce de la madrugada, notó que el abdomen había crecido, vio ampollas y una nueva alteración en la tensión, por lo que decidió trasladarla a otra clínica de Marbella donde había UCI, que estaba a pocos kilómetros, en la que falleció horas después. Aseguró que en el trayecto, mantuvo una conversación con la paciente y que llevaba el suero, al tiempo que negó que se le administraran determinados fármacos sedantes.
TESTIGOS
Cuatro miembros de la clínica que participaron en la intervención o en la vigilancia posterior declararon como testigos y coincidieron en que tanto la operación como el posoperatorio se produjeron dentro de la normalidad. Es más, uno de los enfermeros que estuvo tanto en la intervención como posteriormente aseguró que la paciente en el momento de la reanimación repitió varias veces "I feel very happy".
Así, el anestesista aseguró que la paciente estuvo estable durante la intervención y que "no hubo nada que hiciera sospechar alguna anomalía". "La operación se desarrolló con normalidad absoluta, rozando la vulgaridad", aseguró el facultativo, quien afirmó que el líquido aspirado era "rigurosamente normal". Además, dijo que tras la liposucción la vio en un estado "de confort y mejoría por encima de lo normal y me dijo que estaba estupendamente".
Las dos enfermeras que asistieron a la cura del día siguiente junto al médico indicaron que la hipertensión es "habitual" en estos pacientes y aseguraron que cenó, desayunó y comió "con normalidad". Además, señalaron que no vieron síntomas de shock y que la mujer no dijo nada de que sintiera dolor. Una de ellas se mostró segura de que las empapaderas tenían líquido y no sangre.
El chofer de la clínica, que trasladó a la paciente al otro centro sanitario, también compareció, al igual que el director de la clínica, y señaló que el traslado duró "unos minutos" y que la mujer y el médico "iban hablando", así como que después no vio líquido en el coche. Las declaraciones de los peritos se han pospuesto para el próximo día 20, según indicaron fuentes de la defensa.