Facturas.- Peritos municipales califican de "acto de fe" saber si las obras no detectadas llegaron a hacerse

Algunos de los criterios se contradicen en las pericias, si bien ambas destacan la "vaguedad" de la documentación aportada

Europa Press Andalucía
Actualizado: jueves, 19 febrero 2009 18:32

SEVILLA, 19 Feb. (EUROPA PRESS) -

El juicio por el caso de la facturas falsas del Distrito Macarena de Sevilla cumplió hoy su cuarta jornada con las declaraciones de los peritos que visitaron los lugares incluidos en las facturas emitidas y objeto de consideración con el objetivo de contrastar la realidad existente con lo incluido en los recibos y comprobar si los trabajos se ajustaban a los conceptos señalados. A tal efecto, los peritos del Ayuntamiento de Sevilla aseguraron que en muchos casos saber si éstos se realizaron supondría un "acto de fe".

Los cuatro profesionales que declararon --los dos primeros llevaron a cabo su labor a petición del juzgado y los componentes de la segunda dupla lo hicieron dentro de su tarea en el organigrama del Ayuntamiento de Sevilla-- coincidieron en señalar la "vaguedad" de la documentación aportada, y que dificultó en muchos casos la comprobación, a tal punto que los peritos del juzgado, en sus palabras iniciales, destacaron que se vieron en la obligación de hacer un informe "complementario" --con "muy pocos cambios" entre ambos-- ante la falta de datos.

Los técnicos, así, dieron cuenta de la división establecida a cuenta de la documentación analizada en facturas duplicadas "o incluso triplicadas", obras no ejecutadas, parcialmente ejecutadas, plenamente ejecutadas o imposibles de determinar, categorías éstas dos últimas que quedaron fuera del estudio realizado en el juicio.

De esta forma, y con respecto al derribo de módulos en la barriada de San Diego, el perito judicial Juan Manuel Ríos indicó que, pese a que era "complicado" determinarlo, "aquello tenía toda la pinta de que la obra no se había ejecutado". Por su parte, el ingeniero jefe de la Unidad de Vía Pública, adscrito a la Gerencia de Urbanismo del Ayuntamiento de Sevilla, Juan Ramón Álvarez, señaló que, al no existir los módulos en la fecha en la que giraron visita a la zona, "no puedo decir si se derribaron o no".

Sin poder precisar, por no ser la labor ordenada por el juzgado, si la duplicidad de facturas podía deberse a la tesis sostenida por el contratista José Pardo --uno de los acusados, que mantiene que la existencia de facturas por conceptos similares se debe a que eran expedientes "partidos" al superar la cuantía legal establecida--, Ríos subrayó, con respecto a una de las obras en la Hermandad del Trabajo, que ésta se encontraba "certificada tres veces", dándose el caso, no obstante, de que conceptos como el cerramiento mediante puerta contaban con una sola realidad física.

En cuanto a los trabajos clasificados como no ejecutados, el perito aseguró no haber observado indicio alguno de la colocación de solería y pivotes en la calle Burgos, mientras que, con respecto a la actuación de enfoscado y repintado de un muro en la trasera de Marcos de Cabrera, el único muro detectado tenía unas características que no se correspondían con las indicadas en la factura.

Una de las principales discordancias entre ambas parejas de peritos se dio con respecto al caso de la instalación de rampas para minusválidos en la calle Gatos --que no aparece reflejada como tal en el nomenclátor-- de la barriada de Las Golondrinas, puesto que, mientras que los peritos judiciales adujeron no haber detectado estos trabajos, aludiendo únicamente a la presencia de rebajes o vados, los del Ayuntamiento sí equipararon estas obras a lo incluido en los recibos.

En lo que respecta a las obras parcialmente ejecutadas, éstas se centran en la detección de un número de marmolillos o bolardos inferior a lo certificado. Esta incongruencia fue refutada por el letrado del acusado José Marín, José María del Nido, que tras cuestionar a los peritos judiciales si conocían de la existencia de actuaciones de servicios realizadas en algunos de los lugares de obras, "que visitaron dos años y medio después --conocimiento que éstos negaron--, subrayó que se produjeron intervenciones en determinados sitios que pudieron haber suprimido la obra anterior.

SUPOSICIONES "CARENTES DE LÓGICA"

Mientras que en uno de los casos, en la calle Maracaibo del Polígono Norte, Ríos subrayó que "carece de lógica" suponer que pudo haber pivotes en una zona urbanizada --extremo que los peritos detectan mediante indicios como el desgaste o la tonalidad de las baldosas o la solería--, en el caso de la calle Burgos admitió que, de existir una intervención de Emasesa, la obra "podría tener la consideración de imposible de determinar".

La defensa de Marín también expresó su creencia de que los peritos del juzgado "no visitaron la misma plaza" que la reflejada en la factura de unos juegos infantiles, donde aparece la Plaza de la Barzola, ubicación que no existe como tal en el callejero. En esta zona, los peritos municipales aseveraron que, si bien "existe lo que pone en la factura", no se puede decir si ello fue consecuencia de la actuación reflejada en el recibo, puesto que la antigüedad de dichos juegos infantiles "no puede determinarse, aunque se veía que no eran recientes".

Los técnicos del Consistorio hispalense, que aseguraron haber llevado a cabo su trabajo "sin ninguna directriz" y en un plazo de varias semanas "trabajando de mañana y tarde", indicaron, a preguntas de Del Nido sobre las órdenes urgentes de actuación específicas, que la mayoría de las obras no detectadas podían haber existido, si bien calificaron de "acto de fe" esa afirmación.

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