SEVILLA 26 Mar. (EUROPA PRESS) -
El magistrado José Manuel de Paúl Velasco, presidente de la Sección Cuarta de la Audiencia Provincial de Sevilla, ha recibido en la mañana de este jueves la Cruz distinguida de primera clase de San Raimundo de Peñafort, en un acto que ha estado presidido por el presidente del Tribunal Superior de Justicia de Andalucía (TSJA), Lorenzo del Río.
En declaraciones a los periodistas, el magistrado ha destacado que esta Cruz "supone un reconocimiento y también un cierto estímulo, eso que los psicólogos llaman un refuerzo positivo", pues, "después de muchos años de dedicación, con mayor o menor acierto, siempre se agradece que se haga ese reconocimiento".
Recibir esta Cruz, según ha añadido José Manuel de Paúl, "permite también coger un poco de impulso o de ánimo para seguir los años que te quedan intentando hacer lo mismo con ese mismo nivel".
"Las condecoraciones son siempre graciables, discrecionales, si a uno se las dan debe agradecerlas y si no se las dan pues no pasa nada", ha indicado el magistrado, que ha añadido que "no hay un concurso de méritos para dar una medalla, siempre hay factores intangibles". "Los británicos dicen que las medallas no se piden, no se rechazan y no se llevan, y trato de seguir esa máxima".
En este sentido, ha puesto de manifiesto que la condecoración le ha sido dada a propuesta de sus compañeros, pues "no se me hubiera ocurrido nunca pedirla, y una vez que me la dan tampoco se me ocurriría nunca rechazarla, y no pienso llevarla puesta" a excepción de en los actos protocolarios.
"UN JUEZ SOBERBIO ES LO MAS PELIGROSO QUE PUEDE TENER LA SOCIEDAD"
De Paúl ha señalado que "son muchos años de trabajo, casi todos en la Audiencia", lo que "favorece que por puro oficio domines ciertas técnicas más que otros compañeros más jóvenes o que han llegado a un órgano colegiado más tarde".
Para finalizar, y preguntado por qué recomendaría a un juez que se incorpora a la Audiencia, el magistrado ha indicado que "lo fundamental es el sentido común, no necesariamente el conocimiento técnico, tener paciencia y equilibrio, y lo fundamental, no creerse demasiado investido del poder que la sociedad nos ha depositado".
"Un juez timorato es muy malo, pero un juez soberbio es lo más peligroso que puede tener la sociedad civil", ha finalizado.