ZARAGOZA, 27 Nov. (EUROPA PRESS) -
El director general de Apoyo a las Víctimas del Terrorismo, José Manuel Rodríguez, manifestó hoy en Zaragoza que "todos hemos aprendido mucho de las víctimas del terrorismo", que son un "referente moral" y un "símbolo perpetuo" de la "firmeza de nuestros valores y principios constitucionales".
Rodríguez participó hoy en el acto de entrega de las distinciones honoríficas a las víctimas del terrorismo en Aragón, junto con el delegado del Gobierno en Aragón, Javier Fernández, el consejero de Economía, Hacienda y Empleo del Gobierno autonómico, Alberto Larraz, y el Justicia de Aragón, Fernando García Vicente, entre otras autoridades.
El director general se refirió a la necesidad de "reconocimiento, justicia y reparación" a las víctimas del terrorismo, con mecanismos económicos de compensación, su derecho a "ser escuchadas", a "tener voz y visibilidad" en el espacio público y con un relato de lo sucedido que "se corresponda a la realidad" por "respeto a los muertos y a la verdad".
Agregó que reconocer a las víctimas es mostrar "el rostro humano del daño irreparable del terrorismo", una manera de "contribuir a deslegitimarlo socialmente, a desenmascararlo políticamente, a dejarlo desnudo en su irracionalidad y locura".
El director general señaló también que justicia con las víctimas es favorecer los mecanismos del Estado de Derecho en la lucha contra el terrorismo y en el procesamiento y condena de los terroristas, "tal y como lo estamos haciendo, con un éxito sin precedentes, evitando atentados y arrinconando jurídica, política y socialmente a los terroristas y a los que les apoyan y comprenden".
Todo esto, continuó, debe ir acompañado del "respeto" y "consideración" que todas las víctimas merecen, evitando "utilizar su dolor para otro objetivo que no sea el común de su recuerdo y la garantía de sus derechos", así como evitando "polémicas estériles y contraproducentes" en la lucha antiterrorista, que pueden conducir a una "doble victimización".
Finalmente, el director general trasladó a las víctimas una "muestra sincera y sentida del reconocimiento de su sacrificio" por parte de "toda la sociedad española" y del Ministro del Interior, Alfredo Pérez Rubalcaba, un sacrificio "que ni fue ni será en vano".
COLABORACIÓN
El delegado del Gobierno en Aragón, Javier Fernández, señaló que la sociedad española "tiene una deuda pendiente con las víctimas del terrorismo" y les ofreció toda su colaboración porque "sabemos qué es pasar por estas situaciones".
Al respecto, explicó que él había vivido parte de su infancia y toda su adolescencia en la Casa Cuartel de la Guardia Civil de la Avenida Cataluña de Zaragoza, donde ETA perpetró un atentando en diciembre de 1987 en el que murieron once personas, entre ellas, niños, aunque él ya no vivía allí cuando ocurrió.
El delegado condenó cualquier actividad y acción terrorista, una "sinrazón que no entendemos" y precisó que el Gobierno trabaja "para evitar que otras personas se encuentren en una situación similar" a los distinguidos hoy, habiendo detenido a 521 personas directamente involucradas con el terrorismo entre 2004 y 2008, dijo.
Por su parte, Marta Berdor, hermana María Teresa Berdor, una de las cuatro personas que hoy ha recibido a título póstumo la Gran Cruz de Reconocimiento Civil, en su caso por el atentado del Hotel Corona de Zaragoza, en 1979, manifestó su "satisfacción" por este reconocimiento.
"Después de tantos años, sirve para que la sociedad sepa" que lo ocurrido en el Hotel Corona "fue un atentado, como todos sabíamos", pero que "quisimos callar porque no interesaba por el bien de España" que se supiese.
CUATRO CRUCES Y 13 ENCOMIENDAS
Dos de las cuatro personas fallecidas en actos terroristas que recibieron hoy, a título póstumo, la Gran Cruz de la Real Orden de Reconocimiento Civil son María Teresa Berdor Labe y Rosa María Ezquerro Escribano, víctimas del atentado del Hotel Corona de Zaragoza, el 12 julio de 1979.
También las recibieron Elías González Roque, fallecido en el atentado del 11 de marzo en Madrid de 2004; y Ana Isabel Herrero Izquierdo, víctima de un acto terrorista de los Grapo en la calle Cervantes de Zaragoza, perpetrado el 6 de febrero de 2006.
Esta última distinción la recogió su marido, Francisco Colell, quien, a su vez, recibió la Encomienda de la Real Orden de Reconocimiento Civil por resultar herido en el mismo atentado. Otras doce personas recibieron esta encomienda por ser heridas en distintos atentados.
Las recibieron por los atentados ocurridos en la ciudad de Zaragoza en la Casa Cuartel de la avenida Cataluña en 1987; en las proximidades de San Juan de los Panetes, ese mismo año, y en el Corte Inglés, en 2002, y por los atentados de la Casa Cuartel de Llodio (Álava), en 1989, en la Casa Cuartel de Durango (Vizcaya), en 2007, y en el Sáhara, en 1975.