Pascuala Balaguer y José Iranzo serán protagonistas de un homenaje en el Congreso Nacional de Pastoras y Pastores

Europa Press Aragón
Actualizado: martes, 19 septiembre 2006 14:50

TERUEL 19 Sep. (EUROPA PRESS) -

El I Congreso Nacional de Pastoras y Pastores que se celebrará en Teruel distinguirá el próximo viernes a Pascuala Balaguer y a su marido José Iranzo por la humanidad que ambos han demostrado a lo largo de sus 91 años y por su pasión y entrega al cuidado de su ganado.

Este galardón quiere ser un reconocimiento para todas y todos los profesionales que han entregado su vida a la ganadería, transmitiendo sus conocimientos de generación en generación y haciendo posible la supervivencia de una cultura y de una forma de vida ligada a los territorios rurales. Su trabajo ha conservado ecosistemas y ha preservado razas y paisajes, constituyendo así una labor que ha ido más allá de la producción de alimentos y que se ha entroncado con la salvaguarda de las señas de identidad de cada pueblo.

El conocido Pastor de Andorra, José Iranzo, y su mujer, Pascuala Balaguer serán homenajeados el próximo viernes, 22 de septiembre, durante la cena de honor a la que asistirán los participantes del I Congreso Nacional de Pastoras y Pastores. Este evento está coordinado por la Diputación de Teruel, entidad que cuenta con la colaboración y el respaldo de más de 25 instituciones públicas y privadas, entre los que se encuentran los Ministerios de Agricultura, Medio Ambiente y Trabajo, el Gobierno de Aragón, el Ayuntamiento de Teruel, así como las asociaciones y colectivos más representativos de los sectores ovino y vacuno.

El matrimonio recibe este galardón con orgullo e ilusión, y anima a los profesionales de la ganadería a seguir mejorando sus explotaciones, como ha hecho su nieto, José Luis Iranzo, un joven de 29 años que sigue los pasos de sus padres y de sus abuelos. Los cambios en la forma de gestionar las explotaciones siguen maravillando al matrimonio andorrano, a pesar de sus 91 años, según explica su nieto: "Mi abuelo y mi abuela están todos los días con las ovejas y conmigo, y se sorprenden de que entre con el ordenador en las naves y de que ahora el ganado esté tan controlado, con veterinarios entrando y saliendo todos los días. Son muy curiosos y siempre están comparando cómo se hacían antes las cosas y cómo se hacen actualmente".

La transformación de la explotación de la familia Iranzo ha sido muy importante. El Pastor de Andorra cuidó un rebaño de cabras desde que cumplió los ocho años; después, cuando se casó con Pascuala Balaguer a los 24, compró un pequeño rebaño de ovejas de raza ojinegra que fue creciendo con el tiempo de las cien cabezas hasta las 500. Cuando su hijo José Luis tomó el relevo de la ganadería cruzó a las ojinegras con manchegas castellanas, y finalmente, sustituyó a estos animales por otros de raza rasa aragonesa. Así llegó a la empresa su nieto José Luis, que ha adaptado las instalaciones y ha aplicado los conocimientos adquiridos en el Instituto de Formación Agraria de Movera, donde cursó los estudios de Jefe de Explotación Agropecuaria. Ahora la familia cuenta con 1050 ovejas rasa aragonesa.

Este proceso queda plasmado en las palabras del nieto del Pastor de Andorra: "Mi abuelo está orgulloso y tiene mucha ilusión y confianza en nosotros, porque le alegra ver cómo su esfuerzo da frutos. Primero cuidó los animales de otro, luego compró sus propias cabras, después ovejas y al final, tenemos una explotación moderna y próspera. Es como un árbol que él plantó y que ahora sigue creciendo". Los animales siguen ubicados en la masada El Saso, dentro del término municipal de Andorra, donde residen bajo el cuidado del matrimonio Iranzo y Balaguer.

UNA MUJER FUERTE Y LUCHADORA

Según el propio Pastor de Andorra, Pascuala Balaguer ha sido el pilar de la ganadería: "Yo viajaba mucho con los grupos de jota y estaba largas temporadas fuera de casa, y ella era la que cuidaba de las ovejas, la que criaba los corderos y la que encargaba de todo. Vamos, que no me necesitaban". Sin embargo, su mujer sí que define como fundamental el papel de José: "Siempre ha tenido muy buen carácter y me ha reconocido mi esfuerzo y mi preocupación por la familia y por el ganado", señala.

Pascuala, como la gran mayoría de las mujeres rurales del siglo XX, era la responsable del cuidado de sus padres, Joaquina Alonso y José Balaguer, y de su hermano José, que también estaba con el matrimonio. Todos residieron primero en la masada El Ventorrillo, y más tarde en el Saso. Vivían gracias a los beneficios que aportaba una economía mixta basada en la gestión de 25 hectáreas de tierra, cultivadas a mano durante años, y en la carne de los corderos y las ovejas ojinegras de su rebaño.

El Congreso reconocerá la labor de ambos, ya que en muchas ocasiones, esta entrega femenina ha quedado a la sombra de los éxitos cosechados por José Iranzo como cantador de jotas. Esta voz ruda ha recorrido el mundo llevando a su localidad natal, Andorra, y a su profesión de pastor como banderas. Pero su creatividad siempre ha nacido del amor que Iranzo ha sentido por su mujer, por sus hijos y por su vida en el campo, donde han brotado estilos como la popular "Palomica" o letras tan emotivas como ésta en la que canta a su gremio: "Tendí la manta en el monte/ y se me llenó de flores./ Bendita sea la madre / que nos parió a los pastores".

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