TORRECIUDAD (HUESCA), 8 Sep. (EUROPA PRESS) - El prelado del Opus Dei, monseñor Javier Echevarría, conferirá el próximo domingo, 10 de septiembre, en el Santuario de Torreciudad, el Sacramento del Orden Sacerdotal a dos diáconos de nacionalidad española y otro procedente de Méjico.
A los actos de ordenación se espera que acudan unas tres mil personas entre las que se encontrarán numerosos familiares de los diáconos, participando en la solemne ceremonia que contará también con la presencia del rector de Torreciudad y otros setenta presbíteros procedentes de varias provincias españolas así como del extranjero. Además, durante la ceremonia cantará la Coral Oscense en compañía de la organista titular del templo mariano, Maite Aranzabal.
Los futuros sacerdotes, fieles de la Prelatura del Opus Dei, han ejercido hasta la fecha diferentes actividades profesionales. En concreto, Fernando Granados Flores, natural de México, nació en la ciudad de Monterrey el 29 de mayo de 1948. Licenciado en ingeniería mecánica y electrónica por la Universidad Autónoma de Nueva León también obtuvo el máster en Administración en la especialidad de Recursos Humanos.
Desde 1973 a 1998 trabaja en diferentes empresas relacionadas con el sector de la fabricación y producción de maquinaria. En 1998 cambia de profesión y empieza a desempeñar labores educativas y de formación en la Ciudad de los Niños de Monterrey, centro educativo y tiempo libre para niños de uno a 13 años con edificios propios, calles y comercios por donde incluso circulan vehículos. En los últimos cuatro años ha vivido en Pamplona donde ha cursado el doctorado en Teología Moral y Espiritual.
Es el séptimo de una familia de ocho hermanos y se reconoce un apasionado por el fútbol, actividad deportiva que intenta compaginar con alguna excusión al monte. Conoció la Obra con 23 años y pidió su admisión como miembro agregado tres años más tarde. Explica que su decisión fue voluntaria y motivada principalmente porque "el Opus Dei reunía todo lo que yo buscaba", es decir, el camino "para hacer lo que realmente deseaba hacer en mi vida, que ha sido trabajar como ingeniero, ayudar a mi familia y decir que sí al Señor con mi trabajo y apostolado", explica el diácono.
Por su parte, Jesús María Izaguirre Ronda nació en Barakaldo el 21 de diciembre de 1961 y es el pequeño de una familia de cinco hermanos. Realizó el bachillerato en el Instituto Antonio Trueba de esta localidad vizcaína y posteriormente se licenció y doctoró en Filosofía por la Universidad de Navarra.
En 1984 regresa a Bilbao para incorporarse al claustro de profesores del Colegio Gaztelueta, donde desempeña diferentes cargos hasta regresar a Pamplona para finalizar sus estudios de Teología en la Universidad de Navarra.
Durante su etapa profesional siempre ha estado vinculado con la formación y educación con los jóvenes, empezando su carrera profesional impartiendo clases en cursos de primaria y posteriormente en la Sección de Estudios Tarde, para alumnos becados por el Colegio. Además, ha sido profesor del Bachillerato Internacional y miembro colaborador del proyecto de enseñanza para la Comprensión e Inteligencia Múltiple desarrollado junto con la Universidad de Harvard (EE.UU.), al mismo tiempo que llevaba la dirección técnica del centro educativo.
Izaguirre apunta que en el entorno más cercano, su decisión de hacerse sacerdote, "al principio la tomaron con cierto asombro, después con respeto y luego me han dado muchos ánimos", y aclara que no se ha encontrado a nadie "que haya intentado disuadirme del paso que voy a dar".
Finalmente, el madrileño Casimiro Jiménez Mejía nació el 3 de febrero de 1960. Estudió bachillerato en el Colegio Tajamar, es licenciado en Biología por la Universidad Autónoma de Madrid y doctor en la especialidad de Ecología del Paisaje por la Alcalá de Henares.
Durante 22 años ha sido profesor de Biología en el centro educativo que le vio formarse, de los cuales cinco dirigió el máster de Gestión Ambiental en convenio con la FAME y como profesor asociado en la Universidad Alcalá de Henares.
Como sacerdote tiene previsto seguir vinculado al mundo educativo, desarrollando su labor pastoral con jóvenes de la Comunidad de Madrid. Afirma que su vocación se la debe en gran medida a sus padres, a los que se siente profundamente agradecidos, "aunque ellos nunca me insistieron en este sentido" ya que "la característica propia de mis padres siempre ha sido la de respetar mi libertad en las decisiones que he ido tomando".
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