Zaragoza.- El Museo Pablo Gargallo ofrece una selección de los dibujos que Alberto Duce donó al Consistorio zaragozano

ZARAGOZA 8 Oct. (EUROPA PRESS) -

El Museo Pablo Gargallo ofrece desde hoy una exposición de la obra de Alberto Duce (Zaragoza, 1915-2003), una selección de los fondos que el propio artista donó al Ayuntamiento de Zaragoza. Los visitantes de esta muestra podrán contemplar apuntes al natural, estudios de figura, academias, estudios preparatorios y bocetos que después fueron transportados a otro soporte, como los grafitos, las plumillas, las aguadas y los collages. La obra se podrá ver hasta el 7 de enero de 2007.

Duce dominaba varios idiomas, lo que le permitió gracias a la lectura, tomar contacto con pensadores franceses, escritores clásicos británicos y modernos norteamericanos, así como conocimientos sobre la historiografía alemana del momento, la escuela holandesa, además de los artistas españoles tanto clásicos como modernos. Es decir, su bagaje cultural, le proporcionó el acierto y la destreza en el uso de los recursos formales e instrumentales que definieron su producción y le hicieron profundizar, en el hecho artístico y ajeno, para después elegir una opción estética propia.

Alberto Duce concedía una gran importancia a la disciplina del dibujo; en sus gráficos destacan tanto la minuciosidad para describir detalles, como la soltura para sugerir formas con un mínimo de recursos.

Tras la Guerra Civil se traslada a Madrid para ampliar su formación, etapa en la que rompia con la angulosidad y dureza lineal, a la vez que abría las composiciones y daba más importancia a la materia. En los años cuarenta, su obra se muestra con una ejecución impecable, clasicismo, síntesis de formas, equilibrio compositivo y lirismo.

Posteriormente estuvo en París, y aunque en principio por diversos problemas no pudo disfrutar del "Premio Roma" que le había sido concedido, si que años después visitó su ansiada Italia, para contactar con lo mejor del arte italiano.

Casi trece años estuvo entre Washington y New York, y estableció distancias con la energía, rapidez y agresividad del lenguaje de la Action Painting, tan alejado del espíritu clásico y de la naturaleza que impregnaba su obra.

En los años sesenta Duce se establece en Madrid y sigue con sus valores clásicos académicos, plasmando sobretodo la figura femenina, los retratos, paisajes y bodegones.