ZARAGOZA 26 Ene. (EUROPA PRESS) -
El Taller Escuela de Cerámica de Muel inaugura esta tarde, a las 19,00 horas, una exposición sobre la labor y la figura de los alfareros tradicionales de la provincia. La muestra, 'Entre cántaros y pucheros' pretende contextualizar la producción de alfares tradicionales aragoneses vivos y sus usos, servir de encuentro entre cantareros y olleros como excusa para mostrar los diversos usos que la alfarería tradicional ha tenido y, en especial, rendir un homenaje a los artesanos alfareros.
Los alfareros a los que se rendirá tributo en la localidad de Muel serán Rafael Guzmán, Alicio Rubio, Alfredo Rubio, Joaquín Prat, Juan Antonio Jiménez y Miguel Ruiz, todos ellos aún trabajando en este tradicional oficio.
'Entre cántaros y pucheros' es, según explicó la diputada de Cultura de la Diputación de Zaragoza (DPZ), Cristina Palacín, "un proyecto que viene itinerando desde septiembre de 2005, con su inauguración en Fuentes de Ebro, por toda la provincia", de manera que la muestra ya ha permanecido en localidades como Villafeliche o Ejea de los Caballeros.
Esta muestra, que permanecerá en Muel hasta el próximo 18 de marzo, se ha caracterizado por dos actuaciones concretas: homenajear "a los alfareros tradicionales que quedan en vida", y mostrar una exposición de cerámica tradicional "de la colección de alfarería popular del Museo de Santa Cruz del Moncayo que también contaba con la colección de Manuel Banderín de la DPZ que se encuentra en el Taller Escuela de Muel".
Para poner en marcha esta muestra itinerante, el comisario de la misma, Víctor Chueca, "ha localizado a distintos alfareros y ha realizado un estudio con ellos para saber por qué su cerámica era distinta a la de otros artesanos", explicó Palacín. Así, 'Entre cántaros y pucheros' "ha pretendido contextualizar la producción de los alfares aragoneses en la provincia, y que el público pudiera distinguir de qué cerámica se habla en cada caso y cual era su uso".
La diputada de Cultura de la Institución Provincial señaló, a este respecto, que existen "dos tipos de alfarería principales: la alfarería de agua y la alfarería al fuego, con un barnizado especial y relacionada con el ámbito de la alimentación".
En resumen, la muestra es "un homenaje a los alfareros que en la segunda mitad del siglo XX han provisto a la provincia de Zaragoza y a sus límites externos" de este tipo de piezas artesanas, así como sirve "para dar a conocer el patrimonio y hacer ver el código simbólico de la alfarería".
"Creo que hay un número importante de ceramistas en la provincia que como artesanos no están pasando un buen momento y también queremos con la exposición hacerles un guiño de complicidad para que puedan conocer las instalaciones del taller de Muel, las mejoras, el láser, el horno de grandes dimensiones y que de alguna manera también puedan usar esas instalaciones. Que cuenten, en definitiva, con esa complicidad para que puedan mostrar su trabajo, la obra que realmente deseen", aseveró.
LA "SENSUALIDAD DEL BARRO"
El director del Taller Escuela de Cerámica de Muel, Luis Navarro, indicó por su parte, como el arte de la cerámica y la labora artesana "a todos nos da miedo hasta que tocamos y sentimos la sensualidad del barro, y entonces nos empieza a enganchar".
Por este motivo, la muestra permitirá a los grupos de escolares experimentar con el barro y con los tornos, cada uno con el nombre de una localidad y de sus alfareros, durante las visitas, de manera que "con la exposición intentamos acercar de forma didáctica y divertida a los escolares el uso de la cerámica porque aunque puede parecer alucinante hay niños que no han visto en su vida un botijo de barro y que no saben que es para el agua", indicó Navarro, para que "vean los usos que tenía hasta hace poco la cerámica".
Las piezas realizadas con las distintas técnicas tradicionales, aquellas que "soporten el secado, las que el horno perdone" el taller de Muel las enviará a los centros educativos como recuerdo de la visita de los escolares a esta exposición. En primavera "unos 35 grupos, en torno a 2.800 niños" visitarán este taller, y si la experiencia práctica con los niños en los tornos tiene éxito, la iniciativa se extenderá al público adulto para que todos puedan participar de la actividad del barro.
La muestra está compuesta por unas 150 piezas de diversas procedencias geográficas aragonesas, incluidas algunas de los artesanos homenajeados, algunas como botijos engaño para que los visitantes jueguen con ellos, y en el recorrido se utilizan diversos materiales didácticos como una guía de 20 páginas que permite seguir la exposición y que plantea distintos juegos en relación con la temática de la muestra.
Asimismo, cada pieza expuesta va acompañada por dibujos, fotografías, antiguas y actuales, y carteles explicativos, en los que se refleja la localización de alfares de la provincia de Zaragoza; los usos y tipos de cántaros, ollas y pucheros; el proceso técnico de fabricación de una pieza de barro; y los planos de las alfarerías: obradores, hornos, piezas.
La exposición se estructura en varios ejes básicos, según explicó el comisario de la muestra, Vicente Chueca. En una primera parte se explica el proceso que sigue la arcilla hasta convertirse en una pieza artesana: el torneado, el horno, y la decantación.
En otro apartado 'El Proceso y Uso: el Ciclo de la Vida', se intenta hacer ver al público la estrecha relación de la cerámica y el barro con el ciclo de la vida de las personas. "Desde el nacimiento, con la pila de barro del bautizo, hasta la muerte, con placas de barro con el nombre de las personas", la cerámica acompaña al hombre durante toda su vida.
Además, existen coplas alusivas al ciclo de la vida y al barro y se muestran las técnicas actuales de tratamiento del material y otras ya perdidas como el urdido, "técnica en la que es el alfarero el que da vueltas para dar forma a la pieza".
La visita a la exposición es gratuita, se debe realizar en grupos y el recorrido tiene una duración aproximada de dos horas, según explicó el director del Taller Escuela de Cerámica de Muel, Luis Navarro. Con esta muestra "contamos una tradición a los adultos que lo han vivido pero también a los niños porque las tradiciones que no se cuentan se pierden", sentenció Chueca.
UN OFICIO EN PELIGRO DE EXTINCIÓN
Por otra parte, tanto el comisario de la exposición, Vicente Chueca, como Luis Navarro, explicaron como cada día quedan menos personas que dedican su esfuerzo y trabajo a la elaboración de estas piezas de cerámica artesanas. "En Villafeliche, a finales de los años 60 existían unos 13 o 14 alfareros. A día de hoy, hay uno y gracias", ejemplificó Vicente Chueca.
Emerge una cerámica contemporánea, "pero la tradicional no, y si no hacemos cursos sobre la artesanía tradicional es porque no hay demanda", apuntó Navarro. "El problema es que quizás no nos hemos sabido adecuar a los tiempos, no siempre tiene la culpa la sociedad", consideró.
En este sentido, Palacín añadió que "muchas veces tener --estas tradiciones-- de manera tan cercana hace que lo infravaloremos. A veces no somos conscientes del valor que tiene no sólo como vasijas sino por su carga simbólica".
Así, esta tradicional forma de obrar con el barro "despierta un fuerte interés más allá de los Pirineos", aseguró Palacín. "Los extranjeros lo que más valoran, y pagan, son las piezas de cerámica de los tornos tradicionales" porque en sus países de procedencia no existen tales formas de tratar estos materiales.
"Este es un problema económico y de comercialización; debemos estudiar otros materiales y otras técnicas" para impulsar el trabajo de los alfareros artesanos, porque "a nadie se le ocurre ya comprar una pieza que no se pueda utilizar por su elevado peso", y los que prefieren estas piezas "son un público minoritario", concluyó.