OVIEDO, 10 Dic. (EUROPA PRESS) -
El Presidente del Principado, Javier Fernández, ha reclamado conjugar el legítimo interés financiero de los bancos con el compromiso con los ciudadanos. "Pagamos ahora las consecuencias de que la ludopatía financiera encontrase acomodo en muchos consejos de administración".
"También de que las instituciones públicas fuesen cómplices con las prácticas de la banca de casino o, en el mejor de los casos, indolentes en el ejercicio de su obligada tarea de supervisión y control", añade.
Fernández ha pronunciado estas palabras durante su discurso en el acto de entrega del XI Premio Fundación Banco Herrero que este año ha recaído en el sociólogo Emilio J. Castilla. El galardón le fue entregado por el presidente del Banco Sabadell, José Oliú.
El jefe del ejecutivo asturiano ha elogiado la labor de Ignacio Herrero Buj, y la que continuó su hijo Policarpo hace 101 años, con la fundación oficial de la entidad crediticia. Ha señalado que "las entidades crediticias asturianas, entre ellas el Banco Herrero, han dado muestras de esa responsabilidad. Nada tienen que ver con las fantasías financieras de algunos, ni mucho menos con las prácticas de dudosa moralidad de otros".
"La generalización en el juicio es por definición injusta. Y no quiero ser injusto. Ha habido quienes han sido prudentes, sensatos e incluso ejemplares en la gestión de los dineros propios y ajenos. Sin embargo, la penitencia se extiende a todos. Y debo decirlo, porque la verdad es que no todos son iguales", añade.
Fernández ha señalado que las entidades financieras también deben recuperar su crédito, pero también deben otorgar préstamos. "Primero deben recuperar el crédito bancario. Y sé que el Herrero y el Sabadell han hecho una apuesta firme por ello y ahí están algunos resultados. Porque el préstamo al emprendedor, al empresario, al ciudadano, es el antídoto necesario para alentar la confianza y disipar el miedo, una de las patologías más dañinas de esta crisis".
Por ultimo el presidente del Principado, ha destacado que ya es la hora del cambio. "El divorcio entre riqueza y sentido moral se hace insoportable. No puede ser que se penalice a los decentes y se premie a los filibusteros".
