Los científicos que estudian la apertura de Altamira se reunirán a finales de julio

Entrada a la cueva de Altamira
EUROPA PRESS
Actualizado: martes, 15 julio 2014 13:50

Si se abre la cueva, no habrá visitas diarias ni todos los meses del año y en las que se celebren podrán participar "muy pocas personas"

SANTILLANA DEL MAR, 15 Jul. (EUROPA PRESS) -

El equipo del proyecto de investigación para la conservación de Altamira celebrará "a finales de mes" la que "probablemente" será su última reunión antes de elaborar el informe que se remitirá al Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, y a finales de agosto o septiembre al Patronato de este centro, sobre la posibilidad de apertura de la cueva que, si se lleva a cabo, no será diaria ni todo el año y acogerá a "muy pocas personas" en cada visita.

Así lo ha avanzado este martes el director del Museo de Altamira, José Antonio Lasheras, durante su intervención en un curso sobre arte y patrimonio de la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) que en la sesión de este martes se ha trasladado del Palacio de la Magdalena al Museo y cuyos asistentes realizarán una visita a la neocueva acompañados del investigador.

Lasheras se ha mostrado reacio a adelantar algunos de los resultados que se están obteniendo ya con la investigación que se está llevando a cabo para determinar si la conservación de la cueva es compatible con un régimen de visitas, más o menos limitado. Dentro de este proyecto, desde febrero se están realizando visitas experimentales de cinco personas un día a la semana, hasta agosto, para medir los riesgos.

"Cuando acaben el trabajo", ha dicho Lasheras, quien, en posteriores declaraciones a Europa Press, ha precisado que los técnicos tendrán que ponerse de acuerdo y realizar una propuesta sobre la idoneidad de la apertura en base a los "datos" y al "conocimiento" generado en los dos años que ha durado el proyecto de investigación y al que ya había anteriormente.

DOS PRESIONES, LA POLÍTICA Y LA PROFESIONAL

Lasheras ha reconocido que hay "presiones" relativas a este proyecto, por una parte, y la más importante" para el equipo técnico, es la de la "responsabilidad y deontología profesional" y, por otro "la de los políticos" que, según ha reconocido, también existe.

"Los políticos tienen que presionar para que ocurran las cosas que ellos creen que deben de ocurrir", ha afirmado Lasheras, quien, sin embargo, ha reconocido que desde que es director del Museo y Carmen de las Heras, responsable de Patrimonio del Museo, el comportamiento de éstos, tanto regionales como nacionales, ha sido de "respeto absoluto" aunque "con una única y deshonrosa excepción", ha puntualizado, sin dar nombres.

Ha señalado que "ya hace muchos años nadie plantea ninguna cosa que sea bárbara" u "obviamente perjudicial" para Altamira, como una "apertura incontrolada", con 150.000 personas al año como en los setenta.

Ha explicado que en esa época, y ante la oposición que género desde algunos sectores que a finales de los setenta se pusiera fin a las visitas masificadas a Altamira, esa "presión" era "más ignorante" ya que "no se sabía hasta qué punto" los daños y los riesgos podían ser "gravísimos".

De hecho, Lasheras tiene "pocas dudas" de que si se hubiera continuado con ese régimen de visitas hoy no habría pinturas en Altamira. "Los bisontes se hubieran muerto de éxito", ha bromeado.

LA CONSERVACIÓN, SIEMPRE EN EL ÁMBITO DEL RIESGO Y DEL DAÑO

El director de Altamira ha recordado que en la conservación del patrimonio se juega "siempre" en el ámbito jugamos "del riesgo y del daño", si bien ha reconocido que "en algo tan excepcional como Altamira un pequeño daño es un gran daño y un riesgo pequeño es un gran riesgo".

Lasheras ha señalado que "la mejor estrategia" y lo "idóneo" para la conservación es el aislamiento, aunque también reconoce que "el patrimonio se conserva para ser usado", aunque precisa que para ser usado "sensata y adecuadamente". Ante esta disyuntiva, ha explicado que ahora que todos los implicados en la continuidad de las pinturas de Altamira deben centrarse en el "ajuste fino" entre extremos.

Como un problema para saber qué es lo "sensato y lo adecuado", ha afirmado que son conceptos que "cambian por el tiempo" y, como ejemplo, ha señalado que ha habido momentos en que se permitía fumar, comer o entrar con animales en Altamira porque se consideraba "lo normal".

"Ahora con el patrimonio somos más exigentes y no asumimos deterioros importantes ni riesgos de graves daños", ha reconocido. "No asumimos el grave riesgo de exponer el Guernica en la Puerta del Sol, asumimos el riesgo de exponer el Guernica en la sala de un museo, antes con un cristal blindado, ahora se lo hemos quitado", ha ejemplificado.

Respecto a Altamira, ha recordado que ha habido una época, desde el fin de las visitas masivas hasta 2002 --cuando se cerró la cueva-- se pensó que se podían asumir que entraran de media 20 personas al día hasta que aparecieron manchas de algas en el techo por la iluminación y las visitas; ahora hay visitas experimentales y ahora se verá lo que se puede asumir en el futuro.