"La innovación no es un fin, sino un medio para crear valor, productividad y sostenibilidad" dice da Silva

El secretario general de la Sociedad Estatal para el Desarrollo del Diseño y la Innovación intervino en Expoinnova

Europa Press Cantabria
Actualizado: viernes, 27 noviembre 2009 16:17

SANTANDER, 27 Nov. (EUROPA PRESS) -

El secretario general de la Sociedad Estatal para el Desarrollo del Diseño y la Innovación (DDI), Pedro da Silva, ha destacado que "la innovación no es un fin en sí misma, sino un medio" para crear valor, productividad y sostenibilidad, y que va asociada a la "creatividad". La idea de innovación, en los años 90, explicó Da Silva, "estaba asociada a la tecnología"; hoy, en cambio, "se centra en el diseño".

Da Silva intervino en una jornada de divulgación sobre 'Propiedad industrial y proyectos europeos', organizada por la Cámara de Comercio de Cantabria en el marco de la feria Expoinnova y que contó con la presencia de cuatro destacados ponentes relacionados con el ámbito de la propiedad industrial.

El diseño centró la ponencia de Pedro da Silva. Para el experto, la competitividad de una empresa se mide por cuatro indicadores: "cuota de mercado, posicionamiento en el sector, innovación y métodos de gestión, y eficiencia en los costes". Sin embargo, afirmó Da Silva, hoy "falta competitividad", lo que produce "una triple crisis: de resultados, estratégica y de supervivencia".

El presidente de la Cámara de Cantabria, Modesto Piñeiro, recordó, durante la presentación de la jornada, la labor que la entidad que preside realiza en materia de innovación. Piñeiro afirmó que "ayudar a las empresas y en particular a las pymes a identificar, proteger y utilizar la innovación es un reto para la Cámara y en general para todas las organizaciones que intentamos fomentar la competitividad de nuestro tejido productivo".

El presidente de la Cámara se refirió además a la red europea de la que la entidad forma parte, la Enterprise Europe Network (EEN), "claro ejemplo de la apuesta de la Cámara por la I+D+i empresarial", cuyo objetivo principal es "conseguir que las empresas crezcan e innoven, que sus ideas se conviertan en productos y servicios y que puedan tener éxito en el mercado".

Por su parte, el presidente de la Ceoe-Cepyme, Miguel Mirones, afirmó que "la competitividad de una organización está muy ligada a su capacidad para generar productos, procesos o servicios que le permitan diferenciarse de los que genera su competencia". Ello dependerá, según Mirones, "de que sus productos sean mejores que los de sus competidores en algún factor destacable para el usuario".

Además, prosiguió Mirones, "una empresa que se precie de ser innovadora no tiene que ceñirse únicamente a investigar y crear, sino también debe contemplar una gestión eficaz de sus mejoras". En este punto entran los derechos de propiedad industrial, "que adquieren un mayor protagonismo dentro de esta gestión innovadora", subrayó el presidente de la confederación empresarial.

PONENCIAS

La primera ponencia corrió a cargo de Esther Arias, técnico superior examinador de la Oficina Española de Patentes y Marcas (OEPM), quien realizó una introducción a la propiedad industrial. Una patente, expuso Arias, "protege las creaciones que tienen una vertiente técnica y que tienen aplicaciones industriales", y se aplican en el caso de "nuevos productos, nuevos usos de productos conocidos, aparatos o herramientas y procesos".

Hoy en día, manifestó Esther Arias, existe "una maraña de patentes". En la gran mayoría de las ocasiones, estos derechos se emplean con fines "defensivos", es decir, para "blindar el mercado" y evitar que la competencia pueda hacer uso de las invenciones. Se calcula que solamente "entre un 5% y un 25%" de las patentes, según la estimación sea más negativa o positiva, llegan a explotarse industrialmente.

Por su parte Lucía Sirera, asesora legal senior de IPR Helpdesk, organismo que ha colaborado con esta jornada, centró su exposición en la propiedad industrial aplicada a los proyectos europeos contemplados en el VII Programa Marco (FP7) de la Comisión Europea, que contempla dos tipos de acuerdos: de subvención y de consorcio. Este último es el que regula la propiedad industrial.

Según indicó, es necesario que todos los miembros del proyecto tengan claro que el acuerdo de consorcio es un documento que va a especificar de manera detallada las responsabilidades y obligaciones en todo lo relativo a la propiedad intelectual del proyecto, así como diferentes aspectos de vital importancia para la puesta en marcha y el correcto desarrollo (gestión administrativa, financiera, propiedad de los resultados de investigación, etc.) entre los socios del mismo. Por ello, tal y como comentó la experta del IPR Helpdesk, el acuerdo de consorcio debe ser visto como una ayuda para la correcta gestión del proyecto europeo, y no como una obligación.

La última ponencia corrió a cargo de Esteban Pelayo, agente de la propiedad industrial y responsable del Servicio Peral del Instituto de Fomento de la Región de Murcia (INFO-Murcia). Según Pelayo, "la transferencia de tecnología se produce cuando alguien compra un equipamiento que mejora su productividad, y esto lo hace casi todo el mundo". Pelayo apuntó que "en España hay 200.000 personas dedicadas a la investigación, y el número va en aumento", sin embargo "hay más investigadores vinculados a la universidad que a centros de investigación privados, lo que los aleja de la empresa".

Una empresa --dijo-- puede plantearse si generar la tecnología por sí misma o comprarla a un tercero. Según afirmó Pelayo, "las empresas que más investigan son las más activas en los acuerdos de transferencia de tecnología". Los acuerdos entre empresas en materia de transferencia de tecnología "han de regular de manera concreta los perfeccionamientos que se pueden aplicar a una tecnología, y se suele establecer la reciprocidad", explicó el experto. Además, el propietario de una patente "debería transferir el know-how" a la empresa con la que tiene firmado el acuerdo, expuso Pelayo.

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