SANTANDER 7 Jul. (EUROPA PRESS) -
El anciano acusado de agredir sexualmente a una niña de nueve años negó hoy que besara y posteriormente persiguiera a la menor. El hombre, de 62 años, se enfrenta a una petición de penas de seis años de prisión por parte del Ministerio Fiscal y siete en el caso de la acusación particular.
En su declaración ante la Sección Tercera de la Audiencia Provincial de Cantabria, el hombre negó los hechos y relató que se sorprendió cuando fue retenido por los familiares de la niña.
También dijo que él siempre camina "deprisa" y que ese día así lo hacía porque se dirigía a su casa, donde se encontraba su mujer enferma.
Según el relato del fiscal, los hechos ocurrieron sobre las seis de la tarde del 12 de diciembre de 2007 cuando, tras salir del colegio, la niña se encontraba en una calle de Santander, donde el acusado la alcanzó y agarrándola fuertemente por los brazos, la dio un beso en la boca.
La niña consiguió saltarse y tras propinar varias patadas al asaltante se marcho corriendo a su casa, donde contó lo sucedido.
Al día siguiente, al salir del colegio se dio cuenta de que el hombre la seguía, por lo que echó a correr, y detrás de ella el acusado, que consiguió agarrarla por la chaqueta, aunque finalmente pudo entrar en el establecimiento regentado por su familia. Un tío de la niña salió entonces y retuvo al procesado hasta la llegada de la policía.
El Ministerio Fiscal pide para el acusado seis años de prisión por un delito continuado de agresión sexual, además de otros seis de alejamiento de la menor; y la acusación particular eleva su petición a siete años de prisión y 12 de alejamiento.
En su relato final, el Ministerio fiscal, tras oír a la menor a puerta cerrada, afirmó que el relato de la misma ha puesto de manifiesto que no se trata de una persona "fabuladora" y que, a pesar de no haber existido "tocamientos impúdicos", sí ha habido un "ataque contra la libertad sexual". Es más, puso de relieve que la menor había reconocido a esta persona a pesar de llevar puesta una visera.
El fiscal destacó "el seguimiento" que hizo el agresor a la menor y que, si bien no hubo "tocamientos", sí existió una acción de "contenido sexual", que fue "el beso en la boca" para satisfacer "su líbido". En este sentido, argumentó que "un beso en la boca" no es lo mismo que "un beso en la frente".
Por su parte, el abuelo de la menor, que visitó en el domicilio familiar a su nieta después de la primera agresión, declaró que la vio emocionalmente mal, puesto que se encontraba "lavándose y lavándose" la boca mientras contaba lo sucedido y que "tenía la boca pelada" de tanto lavarse.
Dos días después, presenció un tumulto en la calle Burgos, y al acercarse vio a sus familiares y a su nieta que retenían a una persona, que resultó ser el agresor de la misma. En este mismo lugar, enfatizó, su nieta reconoció a su agresor.
También declaró la madre de la agredida, quien dijo que la primera vez su hija había sido agarrada "del cuello" por su agresor para darle el beso en la boca. Según especificó, a su hija le quedó "rojita" esta parte del cuerpo. La segunda vez, enfatizó, vio a su hija cuando entró en el locutorio gritando "mamá, mamá, viene el que me besó".