SANTANDER, 16 Feb. (EUROPA PRESS) -
La Universidad de Cantabria ha recuperado los cinco frescos del pintor Luis Quintanilla (Santander, 1893) encargados por la Exposición Universal de Nueva York de 1939 y que se dieron por desaparecidos hasta que en 1991 fueron encontrados en los pasillos de un cine 'porno' de la ciudad norteamericana. Las obras llegaron ayer a Santander en un transporte especial y con las adecuadas medidas de seguridad, haciendo así realidad una "aspiración" de la Universidad.
Según informó hoy la UC, un viaje a Nueva York de representantes de esta institución a principios de febrero ha supuesto el final de un largo proceso de adquisición de esta importante obra de uno de artistas "más insignes" y también "más olvidados", debido a los avatares políticos, que la Universidad aspiraba recuperar y traer a Cantabria.
Los frescos, cinco enormes paneles pintados sobre placas de hormigón, han sido depositados en el vestíbulo del Paraninfo de la calle Sevilla, donde tras su reparación quedarán instalados de forma definitiva, en una exposición abierta y permanente.
Las obras son un encargo del Gobierno español de la República que, en 1939, encomendó a un equipo de artistas, el propio Quintanilla, el pintor Sunyer y el escultor Joan Rebull, la decoración del pabellón español en la muestra internacional de Nueva York, ciudad a la que se trasladó el artista santanderino, que alquiló un estudio en la Quinta Avenida.
Posteriormente, y con el fin de proteger los frescos, Quintanilla aseguró que éstos habían desaparecido y se habían destruido cuando se inundó el almacén donde estaban guardados. Todos lo creyeron así hasta que en 1990 fueron descubiertos. Entonces comenzaron las negociaciones para recuperar la obra y devolverla a España.
Los cinco frescos se titulan 'Pain' (dolor), 'Hunger' (hambre), 'Destruction' (destrucción), 'Flight' (fuga) y 'Soldiers' (soldados). La prensa norteamericana del momento no llegó a comprender bien esta obra realizada el mismo año que finalizó la guerra civil española, por lo que los espectadores de aquel país esperaban un mayor patetismo en las imágenes de Quintanilla.
Sin embargo, el pintor, que realizó infinidad de apuntes para estas obras, no relata hechos concretos de la guerra, sino que de ellas destaca sobre todo su sentido poético y su denuncia el dolor, la destrucción y el horror de la contienda.
El fresco titulado 'Hambre' muestra un grupo de mujeres que se yergue ante el espectador con un aire de infinita tristeza. En un primer plano, una mujer, sentada de espaldas, esconde su rostro entre las manos. 'Destrucción' es posiblemente el más simbólico de todos los frescos y en él la tierra parece abrirse, como una enorme fosa común y enseña seres muertos, especialmente mujeres y niños.
En 'Fuga' también aparecen un grupo de mujeres y niños, acompañados de un ciego, obligados a huir de sus hogares destruidos por la guerra, y en 'Dolor' recrea dolor físico y moral. 'Soldados', por último, muestra la otra realidad de la guerra, la de los combatientes.
LUIS QUINTANILLA
Luis Quintanilla Isasi nació el 21 de junio de 1893 en el número 13 de la santanderina calle de Santa Lucía, en el seno de una familia burguesa. En 1903 la familia se trasladó a vivir a Madrid, donde el pintor realizó sus estudios de Bachillerato, trasladándose despues a Deusto para preparar el ingreso en la carrera de Arquitectura.
Sin embargo, pronto comenzó a compaginar sus dos grandes pasiones: pintar (tuvo su primer estudio en la popular Cuesta del Hospital de Santander) y viajar. Por ello se enroló en la Marina y con apenas 18 años viajó a Brasil y de allí a París. En la capital francesa conoció a una serie de artistas, entre ellos Juan Gris, y después, en Alemania, el expresionismo alemán.
Tras salir de este último país llegó de nuevo a París y después decidió regresar a España, donde conoció personajes claves de la vida santanderina como Gerardo Alvear, Miguel Artigas, José Valdor, Ortiz de la Torre. Sin embargo, el ambiente de calma de Santander chocó con el espíritu aventurero de Quintanilla, que volvió a Madrid, donde compartió estudio con el escultor Victorio Macho y se movió en los círculos artísticos e intelectuales de la capital.
A su vuelta a París trabó amistad para siempre con Ernest Hemingway y, tras una estancia en Italia y Francia volvió a España, donde recibió encargos como los frescos del Consulado de Hendaya, dos frescos para el Pabellón de Gobierno de la Ciudad Universitaria, y para el Museo de Arte Moderno de Madrid, donde en 1934 inauguró una Exposición de Grabados de Estampas.
Ese mismo año fue detenido en su estudio el Comité revolucionario que preparaba la huelga general, por lo que estuvo ingresado varios meses en la cárcel Modelo. De esta época data su importante colección de dibujos de la cárcel, base de una reciente exposición promovida por la Universidad de Cantabria, titulada 'Luis Quintanilla (1893-1978). Estampas y dibujos en el legado de Paul Quintanilla', que pudo verse en el Paraninfo del 26 de mayo al 16 de julio de 2005.
Una vez en libertad, reanudó el monumento a Pablo Iglesias, compaginando su actividad artística con la política, más enraizada aún a partir de la sublevación militar de 1936. Durante la guerra siguió pintando y en 1938 el Museo MOMA de Nueva York acogió una exposición de sus dibujos titulada 'Ama la paz, odia la guerra". Debido al éxito de esta muestra, el gobierno de la República lo eligió como uno de los artistas para la Exposición Universal de Nueva York.
En esta ciudad se casó y nació su único hijo, Paul, y llevó a cabo una fructífera y polifacética actividad artística como pintor y ilustrador de libros, abarcando también la cerámica e incluso la escritura de teatro.
Tras veinte años de exilio americano, se trasladó a París y, finalmente, regresó a España en 1976. Dos años después murió en Madrid sin poder contemplar la exposición que pocos días después de su muerte se inauguró en el Museo de Arte de Santander.