CUENCA, 5 Ago. (EUROPA PRESS) -
La Biblioteca Pública Municipal 'Centro Cultural Aguirre' de Cuenca incrementó el número de usuarios el año pasado en un 19,6 por ciento, según datos facilitados a Europa Press por la coordinadora de la red de bibliotecas municipales, Olga Muñoz.
En concreto, a falta de conocer a final de año las estadísticas de 2018, el número de personas que visitaron la biblioteca en 2017 fue 71.655 frente a las 59.867 de 2016, por lo que el incremento se cifra en 11.788 personas.
La media de usuarios durante los meses de invierno es de 300 personas y de 150 durante los meses de verano, en los que se cierra por las tardes debido a las vacaciones del personal.
Muñoz ha resaltado estos datos positivos. "A pesar de ser una biblioteca con recursos modestos y cinco personas en plantilla hemos hecho un gran esfuerzo por promover actividades implicando a asociaciones y colectivos conquenses, una línea en la que seguiremos trabajando de cara al otoño", ha comentado.
En cuanto a la asistencia por salas o servicios, las más concurrida es la hemeroteca, que en 2017 visitaron 24.439 personas; le sigue la de préstamo con 23.987; la de lectura con 11.521 y la sala infantil con unas 8.000 visitas.
Además, la biblioteca ha habilitado en los últimos años dos espacios que la gente "está utilizando mucho". Uno de ellos es un punto de lectura situado en el hall, para leer, estudiar o trabajar con el portátil, que usaron más de 2.400 personas el año pasado; y el otro es un cuarto de reuniones, disponible para grupos de estudio y asociaciones dotado con 15 puestos de lectura y que usan unas 1.800 personas (910 particulares, 456 de asociaciones y 471 miembros de clubes de lectura).
Los objetivos de este espacio cultural pasan sobre todo "por conseguir captar al público juvenil a través de talleres sugerentes, así como adaptar los espacios y la tecnología a las nuevas formas de lectura del siglo XXI", ha dicho su responsable.
Asimismo, reclama más presupuesto para poder renovar las colecciones y ampliar el servicio de bibliotecas de barrio, que han tenido que recortar sus horarios debido a que la normativa actual impide al Ayuntamiento cubrir las bajas o excedencias del personal.
